¿Existe la vida fuera del planeta Tierra?

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1. Introducción

Algo que ha inquietado al ser humano desde que tiene uso de razón es si nos encontramos solos en el universo. Es una pregunta profundamente filosófica que pone de relieve cuestiones trascendentales relacionadas con el sentido de la vida y el valor humano dentro del universo. Todos nos hemos cuestionado en algún momento si quizás haya vida en algún rincón de las múltiples galaxias, o si realmente nuestro papel en la historia es la de evolucionar y expandirnos solos.

¿Es posible que debido al vasto espacio que conforma el universo, con sus infinitos elementos, sea igual de probable que en otros lugares se haya dado la conjunción de factores del mismo modo en que se produjo para nuestra existencia? Y si no es así ¿Cómo nos deja ese hecho? ¿Asumiríamos el papel de reyes dentro de un universo vacío y hecho “a voluntad” para nosotros? ¿Ese sería nuestro sentido como humanidad?

2. ¿Qué es la vida? ¿Qué necesita para formarse?

Antes de seguir ahondando en este tema, es menester abordar brevemente el término “vida” para una mejor comprensión del texto. Actualmente, según la acepción científica más consensuada del término, «vida» es una condición asignable a toda entidad que presente 3 componentes: celularidad (compartimentación mediante una membrana que permite diferenciar el entorno del espacio interno de dicha entidad), genética (presencia de ácido nucleico en forma de ARN y/o ADN que pueda transmitir información genética y producir proteínas) y metabolismo (presencia de proteínas catalizadoras, llamadas enzimas, que promueven reacciones químicas internas para la obtención de energía y el mantenimiento de la entidad). En conjunción, estas 3 características hacen posible tener ante nosotros un organismo vivo y, sobre todo, un organismo vivo capaz de evolucionar.

La unidad bioquímica de la vida presenta tres características: una base genética, un metabolismo y una celularidad o compartimentación

La vida que nosotros conocemos puede decirse que se basa en el agua y el carbono, pero ¿esta es la única manera de que haya vida? Técnicamente, no. Hay posibles alternativas a estas bases, pero son menos efectivas para crear vida y que esta prolifere. Por ejemplo, el silicio es un posible candidato, pero su menor reactividad comparada con el carbono la hace menos activa para que pueda reaccionar con otros elementos. Pasa lo mismo con el disolvente; en lugar de agua, pueden contemplarse alternativas como el amoniaco o algún tipo de hidrocarburo, sin embargo, no ofrecen las mismas ventajas y posibilidades que el agua. En definitiva, aunque pueda haber otras opciones que propicien la vida, lo normal es que esta sea más viable cuando se combina agua y carbono, acompañado de otros componentes como ocurre en la Tierra, en la que abunda principalmente hidrógeno, oxígeno, nitrógeno, fósforo y azufre; por sus símbolos químicos, se ha denominado a esta combinación de elementos potenciales para la vida como CHONPS.

Zona de habitabilidad en el sistema solar

Además, la vida necesita de otros factores auxiliares. Cuando se trata de determinar las condiciones básicas que un planeta necesita para producir vida, se tienen en cuenta 3 requisitos primordiales: tener agua líquida, presentar bloques de construcción química y tener una fuente de energía. Aparte, también es importante la posición del planeta respecto a su astro principal, la denominada zona de habitabilidad estelar. Es la región con radiación idónea para que haya agua líquida en la superficie del planeta. A este respecto es importante el tamaño de la estrella, ya que cuanto más grande es esta, a más distancia se encuentra la zona habitable y más extensa es. Por ejemplo, según el tamaño del Sol, su zona habitable se encuentra entre 0,99 y 1,77 UA (unidades astronómicas; 1 UA = 150 millones de km, que equivale a la distancia de la Tierra respecto al Sol). Con 1 UA, la Tierra estaría al borde del sobrecalentamiento. También se tiene en cuenta la estabilidad de la zona habitable, que depende de la longevidad de la estrella. Esto es importante porque todas las condiciones necesarias para la vida requieren configurarse a lo largo del tiempo hasta que se encuentren en sus puntos óptimos. Por ejemplo, para que surgieran las células eucariotas se necesitaron 2.500 millones de años. Si la estrella tiene una esperanza de vida reducida, no daría tiempo a que se genere la vida en sus planetas, aunque estos se encuentren dentro de la zona habitable. Por tanto, habrá estrellas cuyos sistemas solares queden descartados como potenciales sustentadores de vida.

Evidentemente, la presencia de vida no solo queda limitada al tipo de estrella, ya que también es necesario que exista atmósfera, un campo magnético que proteja de la radiación, etc. De facto, estas variables son tan importantes que se piensa que, si los planetas salvajes (planetas libres sin orbitar una estrella) tienen una atmósfera con suficientes gases de efecto invernadero, dichos gases pueden mantener una temperatura adecuada para que el planeta contenga agua líquida en su interior y quizás albergar vida.

El árbol completo de la vida no se limita al que parte del LUCA. Sus raíces descienden hasta los primeros seres vivos, cuya formación es tan enigmática

El origen de la vida, así como la pesquisa sobre el primer organismo del cual naceríamos el resto de seres vivos (llamado LUCA, del inglés Last Universal Common Antecesor), aún siguen siendo una incógnita aunque existan múltiples teorías al respecto. Actualmente la hipótesis que tiene más vigencia sobre el origen de la vida es la relacionada con la abiogénesis, que postula la aparición espontanea de la vida a partir de material inerte, y que probablemente surgiera en las condiciones termoacidófilas de fumarolas que se producen en las fisuras volcánicas del fondo oceánico. Esto sitúa el inicio de la vida en torno a los 3.800 millones de años. No obstante, no puede sentenciarse tal hipótesis todavía a día de hoy. Existen dificultades para recrear en laboratorio las posibles condiciones que promovieron la vida, así como para sintetizar un protobionte (lo que sería el predecesor de la primera célula), y respeto al estudio del LUCA se hallan dificultades tales como la poca probabilidad de encontrar microfósiles de bacterias o arqueas que se hayan conservado a lo largo de millones de años. Por supuesto, también se tienen en cuenta otras teorías como la panspermia, cuya postura defiende que las moléculas orgánicas que desencadenaron la vida en la Tierra pudieron venir de objetos exógenos a nuestro planeta, como un meteorito. Los más especulativos incluso proponen la panspermia dirigida, contemplando la posibilidad de que ese meteorito capaz de iniciar la vida pudo ser lanzado a la Tierra premeditadamente por algún ser inteligente de otro lugar del universo. En cualquiera de los casos, el origen de la vida aún sigue siendo un tema controvertido y complicado de estudiar.

3. Vida no inteligente de origen extraterrestre

Los planteamientos sobre la vida, su origen y si estamos solos o no en el universo afloran en la filosofía común, pero no queda relegado únicamente a esta doctrina. El campo científico también se ha planteado estas preguntas, y asimismo ha abordado la problemática en un intento de contestarlas. Tanto es así, que existen ramas científicas enfocadas única y exclusivamente a este propósito, como son la astrobiología o la exobiología. La astrobiología busca dar respuesta al origen, desarrollo y existencia de la vida tanto dentro como fuera del globo terráqueo. La exobiología, en cambio, estudia de manera específica la existencia de material biológico extraterrestre, siendo un campo más específico y acotado. En lo que respecta a la pregunta de si estamos solos en el universo, estas ciencias estudian las condiciones y parámetros de otros cuerpos celestes que los hagan candidatos a albergar vida, analizan muestras extraterrestres que hayan caído a la tierra, llevan a cabo simulaciones para entender cómo pudo originarse la vida… y de esa forma intuir qué tan probable es que la vida esté presente fuera de la Tierra.

Hexametilentetramina

Por ejemplo, científicos de Japón y la NASA han confirmado la presencia de moléculas orgánicas de hexametilentetramina (C6H12N4) en 3 meteoritos: el Murchison (Australia, 1969), el Murray (EE.UU., de hace 90 millones de años) y el Tagish (Canadá, 2000) [1]. No obstante, aunque son moléculas orgánicas, no permiten esclarecer si hay presencia de vida extraterrestre. La conceptualización de “vida” es mucho más compleja que una simple molécula como ya hemos visto, pero sin duda su composición basada en carbono, hidrógeno y nitrógeno la hacen una molécula con potencial probiótico.

Sonda Galileo

Por su parte, las condiciones geológicas y meteorológicas de algunos satélites parecen hacerlas candidatas a contener vida. Gracias a imágenes y mediciones realizadas a través de la sonda Galileo, enviada a Júpiter en 1989, se identificó en las lunas Europa, Ganímedes y Calisto la presencia de agua líquida en el subsuelo. Los mismos resultados se obtuvieron en Encélado (satélite de Saturno) con la sonda Cassini-Huygens, lanzada en 1997.  Estos océanos subterráneos se formaron por el calentamiento del hielo debido a la fricción de la corteza helada y el núcleo de los satélites por el efecto que ejerce gravitacionalmente sus respectivos planetas con ellos.

3.1. La Luna

Luna

La Luna también ha sido objetivo en las pesquisas para encontrar vida. Al fin de al cabo, es el único cuerpo celeste al que tenemos realmente acceso y del que podemos saber más. En las indagaciones para demostrar si nuestro satélite ha tenido o tiene agua, se ha descubierto que hay millones de toneladas de agua congelada en el interior de sus cráteres. Esto podría ser clave para dilucidar cómo se inició la vida en la Tierra en el caso de que se halle alguna forma de vida, forma protobionte o simplemente compuestos de naturaleza prebiótica, ya que este objetivo de estudio en la Tierra es más yermo por la dificultad de que los microfósiles soporten el paso del tiempo y el proceso dinámico del planeta. Si de alguna manera hay algo en el satélite que arroje algo de luz a esta cuestión, puede que haya cristalizado y se haya conservado a la espera de que se encuentre. Además, la presencia de agua en la Luna hace que podamos especular con una posible futura habitabilidad de los seres humanos en ella.

Atmósfera lunar: Debido a propósitos prácticos, se considera que la Luna carece de atmósfera. La presencia elevada de partículas atómicas y moleculares en sus proximidades (en comparación con el medio interplanetario), conocido como «atmósfera lunar» para objetivos científicos, es insignificante en comparación con la envoltura gaseosa que rodea la Tierra y la mayoría de los planetas del sistema solar.

Wikipedia.

La sonda Moon Impact lanzada en 2008 desde el orbitador indio Chandrayaan-1 registró evidencia de agua en la «atmósfera lunar», y en 2009 el cartografiador del mismo orbitador (Moon Mineralogy Mapper) detectó agua en la superficie que se confirmó con la sonda espacial LCROSS. Actualmente se sabe que realmente existe agua ampliamente distribuida bajo el subsuelo de la Luna, pero principalmente en forma hidroxílica (OH).

Criptobiosis: Estado que consiste en la suspensión de los procesos metabólicos, en la que algunos seres vivos entran cuando las condiciones ambientales llegan a ser extremas. Un organismo en estado criptobiótico puede vivir indefinidamente hasta que las condiciones vuelvan a ser de nuevo tolerables.

Wikipedia.

Una anécdota curiosa es que se cree que ya puede haber vida en la Luna. Se trata del tardígrado, un microorganismo extremófilo capaz de sobrevivir a temperaturas entre -200ºC y 150°C, soportar 6.000 atmósferas de presión y la radiación ionizante, y son capaces de permanecer en criptobiosis en condiciones próximas a los 0 K (grados Kelvin) o también llamado cero absoluto (-273,15°C). Esto las hace resistentes a la temperatura promedio del espacio, que suele rondar los 3-4 K (en torno a los -270ºC). El módulo de aterrizaje de la misión israelí Beresheet que contenía miles de estos pequeños superhéroes se estrelló en nuestro satélite, y se sospecha que aún pueden encontrarse allí en estado de letargo [2].

Tardígrado

3.2. Marte

Marte

Obviamente, también Marte ha sido desde hace mucho tiempo sospechosa de albergar vida, pero ha sido una consideración que se ha ido descartando con el tiempo debido a su superficie seca y oxidante, así como por presentar una atmósfera ligera que no filtra de manera efectiva la radiación ultravioleta, además que el agua observada en el planeta es básicamente hielo. Los datos del vehículo Curiosity y del análisis de sondas enviadas a Marte han confirmado que alguna vez hubo agua líquida y lagos de agua dulce en el pasado remoto, y hay evidencias de la presencia de compuestos orgánicos en la corteza. Pese a ello, nunca se ha constatado que exista o existiera vida en el planeta rojo. En cualquier caso, sabemos que la presencia de agua es uno de los requisitos indispensables para la vida (al menos tal y como la conocemos), por lo que no se descarta que la hubiera hace tiempo cuando las condiciones eran más favorables y el planeta disponía de una atmosfera que filtraba adecuadamente la radiación.

Valle Marineris

Sin embargo, en 2015, el MRO (Mars Reconnaissance Orbiter) de la NASA halló agua líquida que fluye efímera e intermitentemente en Marte debido a las bajas presiones, causando su sublimación o su congelamiento rápidamente dependiendo de la temperatura. En 2016 se lanzó a Marte el Orbitador de gases traza ExoMars en una campaña colaborativa entre la ESA (Agencia Espacial Europea) y ROSCOSMOS (Agencia Espacial Federal de Rusia). El ExoMars detectó agua en Valles Marineris, un sistema de cañones inmensamente más grande que el Gran Cañón del Colorado ubicado al sur del ecuador planetario; el mapeo realizado por el instrumento FREND (siglas en inglés de Detector de Neutrones Epitermales de Resolución Fina) identificó una cantidad inusual de hidrógeno bajo el suelo y se hipotetiza que un 40% del material puede ser agua, posiblemente gracias a que son regiones de temperaturas menos frías comparadas con los -63ºC de media del planeta. Sin embargo, aún dista mucho de confirmarse tal hipótesis, y por tanto mucho más de que se confirme que exista vida en ella.

La sublimación o congelación, así como cualquier otro cambio de un estado de agregación a otro, puede llevarse a cabo a través de la modificación de dos variables: la presión y la temperatura. En la gráfica vemos un diagrama de fase. En él se puede ver como el estado sólido, líquido y gaseoso coexisten entre distintos valores de presión y temperatura. El punto punto triple es el valor de presión y temperatura donde coexisten en equilibrio las 3 fases. Por tanto, es posible alcanzar un determinado estado manteniendo una variable constante mientras se opera con la otra. Por ejemplo, imagina que estamos a una temperatura fija, cerca del punto triple, con una sustancia sólida ¿Qué harías si quisieras convertirla en gas? Efectivamente, reducirías la presión, consiguiendo la sublimación de la sustancia.

3.3. Satélites de Júpiter

Europa

Para el caso de Europa, satélite de Júpiter y sexto más grande del planeta, se sospecha que pueda haber vida en sus océanos subterráneos, posiblemente microbios extremófilos como los que surgen en las fuentes hidrotermales de los fondos oceánicos de la Tierra.  Se confirmó la existencia de esta masa de agua debido, entre otras cosas, a la presencia de un campo magnético y la formación de crestas, valles, fracturas y bandas. El campo magnético no es algo que se encuentre en todos los planetas y satélites, ya que para que esto ocurra se necesita que haya interacción entre la convección de una capa de material conductivo (una capa que sea capaz de fluir, de roca fundida y hierro) y la propia rotación del cuerpo celeste [3]. Y, por otro lado, la presencia de relieve como fracturas y crestas se forman a causa del movimiento de placas tectónicas que necesitan bajo ellas alguna capa fluida que las mueva. En resumen, todo apunta a que existe material dinámico bajo la corteza helada de Europa, concretamente un océano de agua que puede alcanzar los 100 km de profundidad. Como añadido, la radiación procedente de Júpiter alteraría los químicos presentes en la superficie, dando como productos oxígeno (O2), peróxido de hidrógeno (H2O2), dióxido de carbono (CO2) y dióxido de azufre (SO2) (elementos básicos para la vida, recordemos el término CHONPS), que a su vez pueden reaccionar con los minerales del subsuelo y generar una fuente de nutrientes para la vida. Por último, debemos tener en cuenta que la fricción entre capas por efecto de la gravedad del planeta genera calor, y esto puede actuar de fuente de energía con la temperatura suficiente para crear respiraderos (fuentes hidrotermales) como los de la Tierra. En conjunción, tendríamos los 3 requisitos para pensar en la posibilidad de que haya vida en Europa: agua líquida, producción química y fuente de energía.

Ío presentando erupciones volcánicas (resplandor azul)

El satélite de Júpiter Ío, tercero más grande del planeta, es el satélite con mayor actividad geológica del sistema solar, con una gran intensidad de la volcánica. Cerca de áreas volcánicas se pueden alcanzar más de 1600ºC, y en otras zonas alejadas esta temperatura puede bajar hasta los -130ºC, por lo que en zonas intermedias podrían alcanzarse temperaturas óptimas para la vida. Sin embargo, se ha descartado esta posibilidad ya que no se han encontrado indicios de agua (ni siquiera en forma de hielo) y además orbita cerca de Io Plasma Torus, una nube toroidal de plasma que rodea Júpiter y que emite una radiación incompatible con la vida.

3.4. Satélites de Saturno

Encélado

Respecto a Encélado, satélite de Saturno y sexto más grande del planeta, la sonda Cassini registró la presencia de un océano de agua líquida bajo la superficie congelada, que sale a presión hacia la exterior en forma de géiseres. A través de una de las gotas expulsada al espacio que pudo captarse se detectó hidrogeno molecular, evidencia a su vez de que existen reacciones hidrotermales, lo que resulta prometedor para la posibilidad de que haya vida en Encélado. Utilizando como referencia los organismos conocidos y las condiciones del satélite, un espécimen potencial de vivir bajo la superficie del mismo es el Methanothermococcus okinawensis. Se trata de una arquea que convierte el hidrógeno molecular (H2) y dióxido de carbono (CO2) en metano (CH4). Además, puede formar parte de hábitats basados en formaldehido, monóxido de carbono y amoniaco, compuestos que también se encuentran en esta luna. Aunque la producción de metano es un indicio de vida, no es un indicador definitorio de ello, pues puede ser también producto de la actividad de fuentes hidrotermales sin intervención de ningún agente vivo.

Superficie de Encélado, capa interna y externa
Methanothermococcus okinawensis

Por su parte, Tetis y Dione, satélites de Saturno, presentan superficies de agua congelada en distintos cráteres, del mismo modo que en la Luna. La sonda Cassini de la NASA, y en virtud de las mediciones gravitacionales, se sugiere que hay agua líquida bajo la corteza helada. Y en el caso de Dione, parece que el agua puede haber estado durante tanto tiempo que esto podría suponer un factor esperanzador para que haya habido margen a que la vida se origine. El factor tiempo es importante para la formación de la vida, ya que se necesita que las condiciones necesarias para originarla se asienten; una vez se estabilicen en torno a unos niveles adecuados, podrían habilitar el desencadenamiento de la vida, y será más probable cuanto más óptimas y ajustadas sean estas condiciones. Respecto a Tetis, hay una actividad geológica que puede ser resultado de material conductivo bajo su superficie. Además, en la superficie las temperaturas oscilan entre los 80 y 150ºC, lo que permitiría la presencia de agua líquida en algunas zonas de la corteza.

Tetis
Dione
Titán. La superficie del satélite es casi imposible de ver desde el espacio debido a su color naranja denso de smog

Titan es otro satélite, en este caso el más grande de Saturno, con unas condiciones interesantes para contener vida. Por ejemplo, tiene una atmósfera delgada y químicamente activa, principalmente compuesta por nitrógeno en su mayoría, y con una menor proporción de oxígeno y metano. Sin embargo, sus bajas temperaturas (-180ºC), su excesiva distancia al Sol y la ausencia de actividad volcánica que pueda servirle de fuente de energía hacen imposible la presencia de agua líquida y, por tanto, de vida. Mediante la sonda Cassini-Huygens se han observado lagos líquidos formado por hidrocarburos (etanol y metano). Obviamente, si existiera la vida, tendría que ser distinta a cómo nosotros la concebimos, desviándose totalmente de los principios biológicos basados en el agua. Debemos que tener en cuenta que, el hecho de que definamos la vida en base a la presencia de agua y el CHONPS, esto no excluye que la vida pueda ser creada a través de bases totalmente diferentes. Sin embargo, hay cierta parte de la comunidad científica que especula que el metano que compone la atmósfera de Titán podría ser indicio de vida, ya que este gas es un residuo típico del metabolismo de los seres vivos. En cualquier caso, si hubiese vida y, además, estamos de acuerdo en que esta tiene que ser radicalmente distinta a la que podríamos esperar convencionalmente en la Tierra, el predecir que además emiten metano como lo hacen en nuestro planeta resulta ser una conjetura demasiado aventurada.

Sonda Cassini-Huygens

3.5. Proyectos a la vista

Por otro lado, también se financian proyectos de importante calado económico para encontrar vida extraterrestre más allá de nuestro sistema solar. En 2016 se inició el proyecto Breakthrough Starshot (“disparo estelar”), financiado por el millonario ruso Yuri Milner y avalado por Stephen Hawking, que tiene como misión el lanzamiento de cientos/miles de nanonaves a Alfa Centuri (sistema estelar más cercano a la Tierra con una distancia de 4,37 años luz) para analizar la posible presencia de vida.

4. Vida inteligente de origen extraterrestre

Ahora bien, una pregunta incluso más interesante al planteamiento de la vida extraterrestre podría ser ¿y si existe vida, pero esta es igual o incluso más inteligente que nosotros? Obviamente es otra posibilidad que, sin necesidad de irnos a conspiraciones y conjeturas pseudocientíficas, es igual de realista que el que haya vida simple fuera de la Tierra.

4.1. ¿Somos algo o no somos nada? ¿Esto va de orgullo?

A este respecto hay dos corrientes opuestas que defienden la probabilidad de que haya o no vida fuera de nuestro planeta. A un lado del ring, están quienes defienden que la vida inteligente de origen extraterrestre es un suceso más que probable pero aún no conocido; y al otro lado, están quienes defienden que realmente es una coyuntura prácticamente imposible siendo nosotros una mera excepción a la regla. El principio de mediocridad [4] apoyaría el primer postulado. Aboga por una perspectiva ordinaria e intrascendente de la vida humana, y que su presencia no tiene nada de especial. Siguiendo esta línea, en el vasto universo con sus innumerables planetas se ha podido manifestar de manera frecuente y por mero azar la concomitancia de factores y condiciones probióticas del mismo modo que ocurrieron azarosamente en la Tierra. Igualmente, esa vida originada también ha podido tener hitos evolutivos significativos que llevasen a los organismos de dichos planetas a evolucionar y poseer inteligencia.

Luego, están los retractores que se fundamentan en la hipótesis de la Tierra especial [5], es decir, que la concatenación de circunstancias causantes de la vida en la Tierra es un entramado complejo e improbable que hace muy difícil que se dé con facilidad en otros lugares del cosmos y, por tanto, estaríamos si no solos, prácticamente solos en el universo. Los argumentos de esta hipótesis basados en los datos acumulados y que explican la improbabilidad de la vida serían:

  • La Tierra es del tamaño adecuado y cae dentro de la zona de habitabilidad de su sistema.
  • Nuestra estrella tiene concretamente las dimensiones idóneas: si es muy pequeña, el planeta debe estar más cerca de la estrella pues su zona habitable se reduce, con consecuencias gravitacionales importante sobre la Tierra; si es muy grande el planeta estaría más lejos justamente por lo contrario, pero las estrellas grandes tienden a vivir menos y quizás no sea suficiente para que dé tiempo a desarrollarse la vida o que esta se mantenga.
  • La vida del planeta sobrevivió planeta tras atravesar “bombas evolutivas” como la glaciación masiva y los desastres naturales a causa de grandes impactos de meteoritos.
  • Aparición de eventos que han conducido al nacimiento de la célula eucariota, la reproducción sexual y la Explosión Cámbrica (desarrollo repentino y acelerado de las especies durante 40 millones de años durante el Cámbrico temprano, hace 541-518 millones de años).
  • La ventaja de tener un guardián gigante como Júpiter y un gran satélite como la Luna: si resulta más grande o pequeña podría afectar al movimiento de precesión de la Tierra y cambiar el clima que conocemos, dificultando la presencia de vida. Además, Júpiter también actúa como efecto pantalla para posibles asteroides que podrían dirigirse a la Tierra, y que no lo hace gracias a que el gigante gaseoso nos sirve como método de bloqueo.

Es por ello que todos estos fenómenos juntos evidencian lo complejo de que estemos nosotros aquí, y por ende hace prácticamente imposible que haya otros organismos en otros lugares del universo (y mucho menos con nuestro grado de evolución).

4.2. De filosofía y matemáticas para hallar la respuesta

4.2.1. Paradoja de Fermi [5]

Enrico Fermi

Obviamente, si eres partidario de la hipótesis de la Tierra especial, la discusión se acaba aquí mismo. Pero generalmente la ciencia no funciona asumiendo la inexistencia de las cosas, y ante el planteamiento de una pregunta se intenta dar respuesta mediante la observación y los datos. Desgraciadamente, en toda nuestra historia no se ha constatado de forma veraz que exista vida extraterrestre, ni inteligente ni no inteligente. Pero si nos planteamos que en cierto modo es probable, aunque sea simplemente por pura estadística y azar, que haya una civilización en algún lugar del Universo igual o más desarrollada que la humana ¿Por qué no hemos atisbado ni un solo indicador de ello? El físico Enrico Fermi se hizo la misma pregunta, lo que le llevó a plantear en 1950 lo que se conoce como la paradoja de Fermi, una situación algo contradictoria referente a la suposición de que no estemos solos y, pese a ello, tampoco haber ningún signo fehaciente que lo confirme. De ello se extraen principalmente dos conclusiones: 1) No son lo suficientemente desarrollados evolutivamente (organismos simples) o 2) desaparecieron. Esta segunda conclusión puede darse, por ejemplo, por un accidente astronómico o geológico. Una alternativa más grotesca y nada esperanzadora para el ser humano es una posible relación directa entre el desarrollo tecnológico y la tendencia autodestructiva de la especie, llevándose a su propia extinción debido a las guerras nucleares, la sustantiva huella tecnológica generadora de daños ambientales irreparables, el uso desmedido de los recursos naturales llevándolos inexorablemente a su agotamiento, etc.

Otras posibilidades que resuelven la paradoja de Fermi son: 1) existen otros seres inteligentes, pero prefieren no comunicarse con nosotros, ocultándose por alguna razón, 2) no tienen la capacidad de comunicarse, su comunicación aún no la hemos recibido o no sabemos detectarla, 3) ya están entre nosotros y no nos damos cuenta, 4) hipótesis de la Tierra especial, y 5) agárrate de la silla, quizás existan y seamos nosotros mismos. Esta última posibilidad postula que en el futuro podríamos haber alcanzado un nivel tecnológico capaz de conquistar otros sistemas, donde hayamos seguido evolucionando y diferenciándonos en función de las características de los distintos planetas que hayamos colonizado, hasta el punto de no parecernos nada a lo que somos ahora. Esto subyace a la idea de que los avistamientos de OVNIs podrían ser realmente máquinas del tiempo que construiremos en el futuro y que utilizaremos para volver a nuestro tiempo (en el que estamos tú y yo) por alguna razón.

4.2.2. Ecuación de Drake [6]

Frank Drake

Frank Drake, radioastrónomo y presidente del instituto SETI (siglas en inglés de Búsqueda de Inteligencia Extraterrestre) en la década de los 60’s, formuló en 1961 una ecuación en un intento de hallar un método de aproximación al número de sociedades inteligentes en la Vía Láctea y que además emitieran ondas de radio, es decir, que sean capaces de comunicarse. Se la conoce como ecuación de Drake, y se expresa de la siguiente manera:

N = R* x fp x ne x fl x fi x fc x L

  • N, número de civilizaciones;
  • R* ritmo de formación de estrellas adecuadas;
  • fp fracción de estrellas con planetas;
  • ne número de esos planetas dentro de la zona habitable;
  • fl fracción de esos planetas en los que se ha desarrollado vida;
  • fi fracción de esos planetas que ha desarrollado vida inteligente;
  • fc fracción de esos planetas con vida inteligente y sistema de comunicación;
  • L periodo de tiempo que la civilización lleva liberando señales detectables.
Peter Backus

Las estimaciones del grupo de Drake mediante la ecuación sondeaban al principio las 10 civilizaciones en el universo, pero a partir de ciertas modificaciones y a las distintas interpretaciones de los parámetros que componen la fórmula, las aproximaciones han sido bastante dispares entre autores, aportando valores que van desde el orden de 10-8 civilizaciones hasta el orden de los 15 millones de civilizaciones, y todo dependiendo del punto de vista del autor en la asignación de valores a cada parámetro. En cualquier caso, esta ecuación es lo suficientemente versátil para no encasillarse únicamente en el tipo estimación que hemos visto, y es que también se ha planteado para la aproximación de civilizaciones alienígenas colonizadores de otros planetas, la probabilidad de reaparición de una nueva especie inteligente después de que se extinga otra anterior, la estimación de planetas con gases indicadores de actividad biológica e incluso, aunque parezca broma, encontrar pareja. Se dice que el economista Peter Backus adaptó la ecuación para estimar sus posibilidades de conseguir novia atendiendo a los criterios: mujer atractiva, entre 24 y 34 años, con título universitario, soltera y que piense que Backus es atractivo físicamente. La ecuación halló que era más probable la vida inteligente de origen extraterrestre 😂 Como resultado obtuvo que, de los 30 millones de mujeres que vivían en el Reino Unido en 2010, solo 26 eran las adecuadas. “Una noche cualquiera, en Londres, tengo solo un 0,0000034% de posibilidades de encontrarme con una de estas personas especiales”, se lamentaba Backus [7].

4.3. Proyectos a la vista

La paradoja de Fermi y la ecuación de Drake son un intento de dar respuesta a la pregunta a un nivel filosófico y matemático, pero es verdad que hay un método más infalible para hacer este tipo de averiguaciones, el método observacional. Si obtuviéramos una prueba clara y nítida de que realmente existen, no necesitamos ningún tipo de estimación o debate al respecto. Sería tan rotundo como la contundencia de la prueba empírica.

Tanto es así, que el instituto SETI tiene en su haber varios proyectos para encontrar evidencia de vida inteligente fuera del planeta. Uno de ellos, promocionado por Milner y Hawking de igual forma que el proyecto Breakthrough Starshot, es el Breakthrough Listen (“escucha innovadora”) con Geoffrey Marcy como investigador principal e iniciado en 2015. Este proyecto consistirá en una potente búsqueda sin precedentes de señales de inteligencia alienígena mediante el cotejo de datos procedentes de los radiotelescopios Parkes de Australia y de los estadounidenses Green Bank y Automated Planet Finder.

Freeman Dyson

Otros proyectos tienen que ver con la detección de señales sospechosas procedentes del espacio exterior, como emisiones inusuales de radiación electromagnética ya sea por su intensidad o longitud de onda, y que sería indicativo posible tecnología extraterrestre avanzada. El físico y matemático Freeman J. Dyson afirmaba que los esfuerzos por encontrar indicios de civilizaciones realmente avanzadas fuera del planeta serían más fructuosos si se enfocaban a encontrar evidencias de su tecnología y no al ser vivo poseedor de dicha tecnología, ya que esta debería dejar alguna huella rastreable en el entorno. Como tal, se ha tomado en serio la labor de buscar concretamente señales de radiación infrarroja. Se asume que, si hay alguna sociedad sobresalientemente desarrollada y a años luz de nosotros tecnológicamente hablando, su maquinaria debe ser coherente a dicho desarrollo y tener una capacidad monumental. El calor desprendido emitiría inevitablemente radiación infrarroja a una escala suficientemente notable como para ser detectada por nuestros telescopios espaciales (7, 8).

5. La esfera de Dyson: Una mega-estructura y una oportunidad [8, 9]

Cuando Dyson propuso perseguir estas señales, lo decía porque a priori ya tenía en mente las posibles estructuras que podrían haberse creado y la función concreta que desempeñarían. Influenciado por la ciencia ficción literaria y conceptualizaciones teóricas previas, predijo que una civilización inmensamente desarrollada tiende a expandirse y necesitar cada vez más energía para hacer frente a la demanda de su propia tecnología y sociedad. Esto los llevaría a un callejón sin salida obligándolos a buscar otras fuentes de energía fuera del planeta. Prestarían atención a la estrella de su propio sistema, una fuente de energía inagotable e inabarcable, para dar solución al problema energético. Detrás de esta hipótesis se entrevé la perspectiva del malthusianismo [10], de la que innegablemente se sustentan. La teoría malthusianana data del siglo XVIII y fue establecida por el clérigo inglés Thomas Robert Malthus en su obra “Ensayo sobre el principio de la población”. Su concepción del desarrollo humano avisa de un crecimiento geométrico del censo mundial que, de continuar así, provocaría el desastre de los sistemas de producción que al crecer de manera aritmética no podrían abastecer eficientemente a toda la población, dirimiendo en el agotamiento de los recursos accesibles y a nuestra inevitable extinción. La solución de Malthus para este dilema estriba en establecer un control estricto de la natalidad. Sin embargo, Malthus no supo prever el ritmo de crecimiento tan acelerado de la población actual, que en la primera mitad del siglo XX pasó de 1,6 mil millones de habitantes a 2,5 mil millones, para en los siguientes 50 años subir hasta los 6 mil millones y alcanzar los casi 8 mil millones a día de hoy. Del mismo modo, tampoco pudo tener en cuenta la huella de carbono resultado de la industrialización. Si ahora mismo el clérigo viviera seguramente saldría a las calles como pregonero anunciado el apocalipsis.

Gráfica de la incompatibilidad entre el crecimiento poblacional y la sostenibilidad de los medios de producción
Ilustración de una esfera de Dyson

Dyson supone que esto es un fenómeno inherente al desarrollo humano, y que cualquier civilización avanzada pasaría por el mismo apuro teniendo que buscar fuentes de energía fuera de su planeta natal. Así, ideó la esfera de Dyson, una hipotética mega-estructura esférica de tamaño colosal que contendría a una estrella en su interior para poder obtener toda la radiación estelar, ofreciendo una fuente de energía infinita e inconcebiblemente poderosa. Aunque inicialmente lo imaginara como una cáscara esférica y rígida rodeando la estrella para aprovechar al completo toda su luz, su diseño ha sufrido modificaciones tanto por el propio Dyson como por otros autores. Dyson también la llamaba “biosfera artificial” debido a que podría no solo actuar de recolector energético, sino también como un lugar habitable.

En cierto modo, esto resolvería la paradoja de Fermi en lo que respecta a porqué no hemos podido detectar vida inteligente en el universo, y es que quizás estábamos dirigiendo la mirada al sitio equivocado. No teníamos que buscar al ser, sino su tecnología, una tarea que sería mucho más fácil de realizar.

Si te interesa saber más sobre la esfera de Dyson, te recomiendo leer el siguiente artículo de La Caverna «Megaestructuras: Esfera de Dyson y la soledad del universo«. Aquí te explico de manera detallada todo lo relacionado con esta fascinante estructura (origen, concepto, tipos de esfera, construcción, estructuras similares, referencias en los medios audiovisuales y en la literatura…).

5.1. ¿A qué esperamos? ¡Vamos a por ella! [8, 9]

Freeman Dyson dio un giro de 180º en la forma de buscar vida inteligente extraterrestre. Según el segundo principio de la termodinámica, el exceso de energía captado por las la esfera tiene que liberarse al entorno alcanzando unas temperaturas de entre 200 y 300 K. Esta radiación emitiría en el espectro infrarrojo y podría ser detectable con nuestros radiotelescopios. Dyson exhorta a buscar no los seres creadores de la esfera de Dyson, sino a la propia esfera de Dyson, su tecnología, mediante ese exceso de calor desprendido.

El proyecto SETI lleva funcionando bajo patrocinio de la NASA desde 1970, que es descendiente a su vez del Proyecto Ozma (1960) liderado por Franz Drake (el de la ecuación de Drake) cuyo objetivo era encontrar signos de vida inteligente en el espacio a partir de ondas de radiofrecuencia en sistemas interplanetarios. La función del SETI sigue el mismo rumbo, aunque su mantenimiento también ha aportado hallazgos importantes como el descubrimiento del primer exoplaneta, designado como Tadmor (Errai Ab), no sin ciertas vacilaciones a la hora de catalogarlo como exoplaneta ya que se tardó en confirmar 14 años después de su descubrimiento.

Así, el SETI sigue buscando indicios de vida extraterrestre, aunque por ahora no ha cosechado ningún éxito en ese apartado. El método consistiría en hacer un proceso de selección de estrellas candidatas, y de ellas filtrar a las más plausibles en función de 2 criterios: 1) una luminosidad atenuada de la estrella (debido a la redirección de su luz por la esfera de Dyson) y 2) una emisión infrarroja por encima de lo normal (debido al calor residual de la esfera). Sin embargo, esto también presenta limitaciones, y podríamos al menos considerar tres: 1) la radiación de la fuente de energía podría enmascarar las emisiones de infrarrojos, sobre todo en casos como los discos de acreción, haciéndola difícilmente detectable, 2) entre nuestros telescopios y la posible esfera de Dyson puede encontrarse nubes de polvo interestelar generando un efecto pantalla, y 3) incluso en el caso de que pudiéramos detectar una esfera de Dyson todavía tendríamos que encontrar una forma de comunicarnos con ella.

Desde 1985 se ha utilizado sobre todo el telescopio espacial IRAS, que posee un espectrómetro de baja resolución que analiza la luz infrarroja por debajo de 600 K, y el Spitzer que es de 10 a 20 veces más eficaz y sensible que el IRAS. Los datos hallados con estos telescopios se cotejan con catálogos que contienen registros de los distintos parámetros de los cuerpos celestes. Con este método de contraste se pretende averiguar si existe alguna diferencia digna de atención. Algunos catálogos utilizados son el GLIMPSE (Galactic Legacy Infrared Mid-Plane Survey Extraordinaire) y el catálogo de fuentes puntuales del IRAS. Salvo tres casos inconcluyentes de candidatas a esfera de Dyson (“Cuasi-Esferas de Dyson”), los distintos proyectos realizados no han obtenido frutos tangibles.

Telescopio espacial IRAS
Telescopio espacial Spitzer

No obstante, en 2015 y 2016 se detectaron incongruencias en las estrellas KIC 8462852 y EPIC 204278916, que parecen mostrar unas variaciones de luminosidad no naturales. Estos hallazgos revolucionaron la comunidad científica, y es a día de hoy un fenómeno que no logran entender. No tardaron mucho en asociarlo con la influencia de una esfera de Dyson. El caso más notorio es el fenómeno de variación en la intensidad lumínica de la estrella KIC 8462852, que fue descubierta por la astrónoma Tabetha Boyajian de la Universidad de Yale y llamándose estrella de Tabby en su honor. El parpadeo era suficientemente regular y periódico como para ser sospechoso, pero sin llegar nunca a presentar un patrón totalmente sistemático, mostrando siempre algún margen de variación en el patrón. El oscurecimiento de la estrella llegaba a caídas del 20% de luminosidad y con un ritmo de parpadeo que no se corresponde con el tránsito de un planeta a través del plano o a una variabilidad natural de la estrella. Esta observación dejó desconcertado a los astrónomos, y es que tampoco puede deberse por ejemplo a nubes de polvo propias de una estrella en formación, ya que es una estrella de edad media ya formada [11]. Algunos sostienen que puede deberse a una esfera de Dyson parcialmente construida, pero una mayoría defiende que lo más probable es que hayan sido interferencias debido al paso de alguna nube de polvo interestelar entre nuestro planeta y la estrella de Tabby, pero incluso si fuera así, sigue siendo un comportamiento extraño del que se requiere dar respuestas.

Estrella de Tabby en el espectro infrarrojo (izquierda) y ultravioleta (derecha)

6. Avistamientos y conspiraciones

Obviamente, la temática que estamos abordando se presta a muchas especulaciones y teorías alocadas sobre la existencia de vida fuera de la Tierra. A día de hoy, estas teorías suelen venir en su mayoría de la sociedad lega, pero en otras ocasiones también son concebidas por teóricos y expertos en la materia, como hemos visto con Freeman Dyson y su esfera. Estas teorías apoyadas por científicos al menos intentan construirse sobre cierto fundamento y rigor científico. Al fin de al cabo, cualquier idea puede ser útil y abre las puertas a nuevas preguntas y descubrimientos. Muchas veces una idea no tiene que valorarse por su correspondencia con la realidad, ya que el realismo al fin de al cabo lo imponemos nosotros, y quizás la ruptura con los esquemas preestablecidos haga que ciertas ideas sean más revolucionarias o innovadoras de lo que serían si estuvieran ancladas a la forma convencional de pensar. En cualquier caso, la vida de origen extraterrestre se ha prestado a conjeturas de todo tipo, algunas más absurdas y otras que lo son solo en apariencia, en las si discurres un poco percibes que en realidad son esencialmente plausibles. En este apartado trataremos de forma somera algunas de las especulaciones más famosas, dejando su profundización para otro artículo.

6.1. ¿Selenitas?

Hasta el día de hoy contamos con 6 aterrizajes en la Luna, siendo 12 las personas que han logrado pisar tierra lunar. Entre las misiones que consiguieron alunizar se encuentran: Apolo 11 y Apolo 12 (1969), Apolo 14 y Apolo 15 (1971) y, Apolo 16 y Apolo 17 (1972). La misión Apolo 13 tuvo que abortar el alunizaje debido a la explosión de un tanque de oxígeno del módulo de servicio [12].

La luna rota a la misma velocidad con la que se traslada alrededor de la Tierra. Esta velocidad sincrónica hace que siempre veamos una sola parte de la Luna, quedando en el misterio lo que se ha venido llamando “el lado oscuro de la Luna” o “la cara oculta de la Luna”. El 82% de esta cara pudo observarse por primera vez en 1959 gracias a la sonda espacial Luna 3 de la Unión Soviética, denotando una mayor cantidad de cráteres en comparación con la parte visible, que se presenta prácticamente sin llanuras. En 1967 se pudo captar el 95% de la cara oculta, y en 1968 pudo verse de forma directa por la tripulación del Apolo 8. Sin embargo, esta parte aún no ha sido pisada por el ser humano.

Figura humanoide captada por Google Moon

El escritor estadounidense Milton William Cooper aseveraba que algunos astronautas de los programas Apolo habían visto OVNIs (objeto volador no identificado) en la cara oculta, pero se les exigió guardar silencio. Algunos aseguraban haber visto una base alienígena, e incluso que estos posibles alienígenas les ordenarían mantenerse lejos de la Luna. Pese a que la NASA niega estos hechos, mucha gente reafirman estos eventos en base a pruebas documentales. Por ejemplo, el Apolo 16 (1972) filmó desde el módulo lunar un objeto extraño que apareció en escena durante 4 segundos. Los astronautas decían que parecía una especie de placa con una parte semihesférica en uno de los lados (como el clásico platillo volante del cine), pero la NASA prefirió no intervenir respecto a estas declaraciones. No fue hasta 2004 que se pronunció al respecto, sosteniendo que se trataba de algún reflejo extraño de la luz, pero la tardanza por parte de la administración elevó aún más las sospechas de que intentaron encubrirlo. El Apolo 11 (1969), por su parte, tomó una fotografía de la superficie lunar en la que dicen ver un OVNI volando por uno de los cráteres. En 2014 la aplicación de Google, Google Moon, captó una imagen sobre la Luna que se viralizó rápidamente. En la imagen parece haber una forma humanoide caminando sobre la superficie. Según la sombra, se hipotetizaba que la figura debía tener casi 14 metros de alto.

Foto tomada por la tripulación del Apolo 11 donde aparece un OVNI volando sobre un cráter de la Luna
Objeto extraño visto por la tripulación del Apolo 16

6.2. Marte y sus «habitantes»

El rostro de Marte según el Viking 1

En Marte también se han observado bastantes elementos que muchos han querido utilizar como prueba de la existencia de vida extraterrestre. En una de las capturas del Viking 1 efectuada el 25 de julio de 1976 en la región de Cydonia del planeta rojo, parecía haber un rostro en la superficie, como si de una construcción se tratara. Esta imagen generó un gran revuelo. Muchos argüían que era un claro ejemplo de construcción por parte de posible civilización marciana que bien sigue en el planeta, o bien desaparecieron hace mucho tiempo dejando tras de sí un legado en forma de estructuras como esas.  A lo largo de dos décadas, tras diversas nuevas capturas por parte de los proyectos NASA’s Mars Global Surveyor (1997–2006), Mars Reconnaissance Orbiter (2006…) y el European Space Agency’s Mars Express probe (2003…), se determinó que solo era una ilusión óptica por efecto de los valles, crestas y mesetas de esa ubicación. Es decir, no era más que un juego de luces y sombras derivadas del ángulo de captura y la formación geológica del planeta. Sin embargo, aparte del rostro, cerca del mismo había otras estructuras con apariencia de pirámides.

Diferentes vistas de la cara de Marte a través de los años. Imágenes tomadas por varios orbitadores de la NASA
Estructuras en Cydonia

En conjunción con la cara, Richard Hoagland halló que estas estructuras tenían entre sí una relación matemática similar a la que se puede encontrar entre las pirámides de Guiza y la Esfinge. Este científico, apoyado por otros miembros de la comunidad de la NASA, crearon la placa “Calling Card”, cuyo objetivo era mandar un mensaje a la posible raza alienígena que pudiera encontrarla. Fue lanzada junto con la sonda Pioneer 10 el 2 de marzo de 1972, siendo la primera sonda en estudiar la zona externa del sistema solar. En la placa grabaron información referente a los seres humanos, la ciencia, cultura y ubicación en la que vivimos dentro del sistema solar.

La placa o «Callin card» puesta en las naves espaciales Pioneer y Voyager

Además de estos “signos” de vida inteligente marciana, también se han encontrado otras pruebas mediante imágenes que pueden ser indicador de ello. Una de las más conocidas es la supuesta ardilla que encontró el vehículo Curiosity de la NASA sobre la superficie. Hubo personas que afirmaban era una especie marciana que se asemejaba a una ardilla de la Tierra, otros sostenían que se trataba de una ardilla enviada por la propia NASA para estudiar el efecto de la atmósfera marciana sobre un organismo vivo.

El astromóvil Mars Rovers también captó algo inusual. La imagen parece revelar una cuchara. Algunas interpretaciones en relación a esta “cuchara” es que realmente esos programas y misiones de la NASA en Marte son realmente una farsa, y son capturas hechas en la Tierra. Otros defienden que es solo una ilusión óptica. Y otros tantos, por supuestos, les supone una prueba de que hay habitantes en Marte (que casualmente también usan cucharas como lo hacemos nosotros).


Referencias bibliográficas

Referencias bibliográficas principales:

  • Aguilera, J. A. (2019). El origen de la vida: la aparición de los primeros microorganismos. RBA.
  • Bass, A. (2022). Astronomía. Grandes Descubrimientos. CreateSpace Independent Publishing Platform.
  • Bass, A. (2018). Teorías de vida extraterrestre. CreateSpace Independent Publishing Platform.

Referencias bibliográficas de las citas en texto:

  1. Hallan un aditivo alimentario extraterrestre en tres meteoritos que se usa en la Tierra. (2020). Clarin Internacional. https://www.clarin.com/internacional/hallan-aditivo-alimentario-extraterrestre-meteoritos-usa-tierra_0_irn8X2i2G.html
  2. López, A. I. (2021). Misterio resuelto: ¿Sobrevivieron los tardígrados que viajaban en la nave israelí que se estrelló en la luna? Muy Interesante. https://www.muyinteresante.com.mx/espacio/misterio-resuelto-sobrevivieron-los-tardigrados-que-viajaban-en-la-nave-israeli-que-se-estrello-en-la-luna/
  3. Fision, D. (2022). No todos los planetas tienen campos magnéticos. Muy Interesante. https://www.muyinteresante.es/ciencia/18732.html#:~:text=Los%20campos%20magn%C3%A9ticos%20planetarios%20se,la%20propia%20rotaci%C3%B3n%20del%20planeta.
  4. Principio de mediocridad. (2022, 17 de diciembre). Wikipedia, La enciclopedia libre. Fecha de consulta: 23:18, febrero 27, 2023 desde https://es.wikipedia.org/w/index.php?title=Principio_de_mediocridad&oldid=147984715
  5. Pérez-Lora, O. J., y Bula, G. (2022). Sobre la hipótesis de la Tierra rara como solución a la paradoja de Fermi: Desde la humildad copernicana hasta la gratitud ante Gaia y el asombro activo. Revista Colombiana De Filosofía De La Ciencia22(44). https://doi.org/10.18270/rcfc.v22i44.3814
  6. Wikipedia contributors. (2023, January 3). Drake equation. In Wikipedia, The Free Encyclopedia. Retrieved 23:28, February 27, 2023, from https://en.wikipedia.org/w/index.php?title=Drake_equation&oldid=1131332103
  7. La ecuación de Drake para encontrar a la pareja ideal. (2010). ABC Ciencia. https://www.abc.es/ciencia/abci-ecuacion-drake-para-encontrar-pareja-ideal-201001150300-1133093079276_noticia.html
  8. Sphère de Dyson. (2022, décembre 4). Wikipédia, l’encyclopédie libre. Page consultée le 17:12, décembre 4, 2022 à partir de http://fr.wikipedia.org/w/index.php?title=Sph%C3%A8re_de_Dyson&oldid=199226461. (Artículo destacado)
  9. Carl, G. (2022). Dyson sphere: the search for extraterrestrial intelligence, the construction of the Dyson swarm, and its future impact on civilization. All you need to know. Publicación independiente.
  10. Roldán, P. N. (7 de enero de 2017). Malthusianismo. Economipedia. https://economipedia.com/definiciones/malthusianismo.html
  11. Crespo Cepeda, J. L. [QuantumFracture]. (21 de agosto de 2020). ¿Se encontró una Estructura Alienígena? El Misterio de la Estrella de Tabby | Exoplanetas #5 [Archivo de video]. Youtube. https://www.youtube.com/watch?v=QkMgvE5Q_S4
  12. Rodrígez, H. (2023). ¿Cuántas veces hemos llegado a la Luna?. National Geographic España. https://www.nationalgeographic.com.es/llegada-del-hombre-a-la-luna/cuantas-veces-hemos-llegado-a-luna_14284#:~:text=Sin%20embargo%2C%20en%20total%20han,como%20hizo%20Armstrong%20en%201969.&text=Editor%20y%20periodista%20especializado%20en%20ciencia%20y%20naturaleza.
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