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Introducción
En la mayoría de ocasiones, las teorías conspiranoicas son simplemente falsas y carentes de fundamento racional. Sin embargo, aunque se asienten en una base más propia de un delirio, en mayor o menor grado se suelen basar en algo real. El artículo que vamos a ver, es una de esas historias que bien podrían pasar por el arquetipo de teoría conspiranoica. Lo tiene todo: archivos clasificados, experimentación con humanos, asesinatos, ocultamiento de proyectos, mentiras, lavados de cerebro, torturas… Sin embargo, y desafortunadamente, se trata de algo real.
Hablamos del proyecto MKUltra, un proyecto dentro de un complejo de programas financiado por la CIA a lo largo de la mayor parte del siglo XX. En él, se llevaron a cabo diversas investigaciones con un patrón común, la comisión de atrocidades a personas inocentes con fines militares y para el perfeccionamiento de técnicas coercitivas en interrogatorios. La historia de la investigación científica no siempre ha sido impoluta. Ha tenido sus manchas en el curriculum, sus agujeros negros y sumideros que han hecho de la ciencia un pozo de hiel y podredumbre. En este caso, el proyecto MKUltra es un claro ejemplo de ello.
Diseccionaremos tanto los personajes más representativos del proyecto, como sus métodos de investigación, el material utilizado, los “manuales de tortura” que elaboraron, así como otros proyectos relacionados directamente con el MKUltra, su desmantelamiento y el relato de algunas de sus víctimas.
Ewen Cameron, el villano de la era post-Tercer Reich

Primero tendríamos que hablar de Donald Ewen Cameron (1901-1967), personaje importante del artículo. Sin duda, tiene una trayectoria encomiable. Cameron fue un psiquiatra escocés que realizó sus estudios de medicina en la Universidad de Glasgow. Después marcharía a Canadá para ejercer la psiquiatría en el Hospital Mental de Brandon en 1929, seguidamente en 1936 fue nombrado Director de Investigación del Hospital Estatal de Worcester en Massachusetts y profesor de neurología y psiquiatría de la Escuela de Medicina del Estado de Albany (Nueva York) en 1938. Además, trabajó para la Oficina de Servicios Estratégicos (OSS) en la Segunda Guerra Mundial y en la posguerra se conoció globalmente por ser el primer presidente de la Asociación Mundial de Psiquiatría al mismo tiempo que participaba en la evaluación de Rudolf Hess en los juicios de Nuremberg, formando parte del tribunal médico entre 1946 y 1947 [1]. Es paradójico que gracias a estos mismos juicios se estableciera el Código de Nuremberg para la ética de la investigación en experimentación humana, y que fuese claramente violado por Cameron una década más tarde.

Según la visión de Cameron, la mejor forma de redención de un paciente era convirtiéndolos en una tabula rasa a partir de la cual empezar a esculpir un individuo sano. Creía que, para curar a la persona enferma, tenía que destruir desde dentro de sus mentes los patrones defectuosos y esquemas comportamentales patológicos de los que adolecían. De esa forma, se conseguiría que no hubiera nada que entorpeciera la labor de cura, reconstruyendo a la persona mediante la impronta de nuevos patrones deseables y adecuados. Básicamente, pretendía destruirlos y reducirlos a la nada para luego fabricar una imagen humana limpia de “errores”, concepto de tratamiento que Cameron llamaba “conducción psíquica”. Para ello, utilizaba la terapia electroconvulsiva. Diversos estudios clínicos evidenciaron que uno de los efectos del electroshock más común era la regresión del paciente a estados anteriores, manifestando conductas infantiles como chuparse el dedo, llorar y llamar a sus madres, y adoptar una postura fetal. Según los médicos, aunque estos resultados eran transitorios, con los numerosos ensayos de electroshock la regresión podía llegar a ser completa, dejando a los individuos sin la capacidad de hablar y de andar, como si hubieran regresado al periodo de lactancia.
El doctor Ewen Cameron empezó a utilizar para este objetivo el instrumento de electroshock Page-Russell, que era capaz de emitir seis descargas en lugar de una. Sin embargo, quedaba insatisfecho muchas veces debido a la resistencia de sus pacientes, por lo que al tratamiento con electroshocks le sumaba un coctel de drogas con el que podría conseguir esa “lobotomización” que necesitaban. Utilizaba un compendio de ansiolíticos, estimulantes y alucinógenos, entre los cuales estaban: clorpromacina, barbitúricos, pentotal sódico, óxido de nitrógeno, metanfetamina, senocal, nembutal, veronal, melicone, thorazine, largactil e insulina.
El conductismo es un paradigma que defiende el comportamiento humano como resultado de las interacciones de la persona con el entorno y sus estímulos. El conductismo ha sido una corriente de evolución en el que poco a poco ha ido admitiendo el papel de los procesos mentales del individuo, pero en sus albores se basaba en sistemas de estímulo-respuesta en la que tanto la explicación del comportamiento humano como su modificación, pasaban por el control estimular al que era sometido el individuo.
Cameron también tenía una perspectiva conductista. Cuando terminaba de realizar el “borrado”, comenzaba una segunda fase de condicionamiento conductista mediante la repetición de mensajes grabados que emitían ideas y valores morales y personales deseables como “usted es una buena madre y una buena esposa, la gente disfruta de su compañía”. En ocasiones, algunos pacientes en un estado aparentemente catatónico escuchaban esas grabaciones durante días y días, sin parar. En un caso, Cameron hizo que uno de sus pacientes quedara sometido a este tratamiento durante 101 días de manera ininterrumpida.
La CIA, una reunión y la amenaza comunista
Entre tanto, la Agencia Central de Inteligencia (CIA) buscaba métodos efectivos para la persuasión en interrogatorios, llamados “técnicas especiales de interrogación”, así como técnicas para el control mental y conductual a través de la investigación en diversos proyectos. Todo empieza bajo el nombre en clave BLUEBIRD y su sucesor, el proyecto ARTICHOKE, ambos con una financiación millonaria (véanse documentos a través de los respectivos enlaces en Referencias bibliográficas). Las praxis utilizadas eran nulamente rigurosas y carentes de sistematicidad, a veces reduciéndose a unos agentes haciéndose hipnosis mutuamente o colándose alguna droga en la bebida para ver sus efectos. Sin embargo, no terminaban por atreverse a hacer experimentación bajo modelo humano porque se arriesgaban a la cancelación inmediata del proyecto.


El 1 de junio de 1951 se celebró una reunión que dio la oportunidad a la CIA de avanzar en su investigación para mejorar las técnicas en interrogatorios. En el Ritz-Carlton de Montreal, a puerta cerrada, se congregaron investigadores de Canadá y diversas agencias de inteligencia de distintos países para tratar el problema de la “conversión” que sufrían los prisioneros de guerra norteamericanos al manifestar ante las cámaras diatribas sobre el capitalismo. Concretamente, la congregación tuvo como acicate diversos videos en los que aparecían estos prisioneros de guerra capturados por comunistas coreanos donde parecían haberles “lavado el cerebro” debido a su flagrante rechazo al sistema económico occidental.
Oficialmente, se necesitaba buscar respuestas ante tan extraño comportamiento, urgiendo encontrar los métodos de “lavado de cerebro” que los coreanos usaban con los soldados americanos, estudiar en ese campo y, de esa forma, prepararlos mentalmente ante su posible captura para evitar la “conversión”. Extraoficialmente, la CIA tenía ante sí la oportunidad ideal de estudiar métodos poco ortodoxos a la hora de obtener información de alguien que se resiste a darla fácilmente, y desarrollar eficaces técnicas de manipulación. Obviamente, estas pretensiones quedarían enmascaradas con la «preocupación» por los soldados capturados, y era mejor así sobre todo cuando el descubrimiento del sistema de torturas nazi estaba aún candente.

En esta misma reunión asistió Donald O. Hebb (1904-1985), que de alguna forma también se vio envuelto en la posterior polémica sobre los manuales de tortura de la CIA, aunque su participación a priori parece ser hasta cierto punto inocente. Donald Hebb es considerado el padre de la biopsicología, la rama que estudia los procesos fisiológicos detrás de la conducta humana, y que permitió una reconceptualización del campo donde se influyen de manera reciproca los distintos sistemas biológicos y los procesos psicológicos. Por ejemplo, en sus estudios habla de cómo se produce el grabado de la información en los almacenes de memoria mediante patrones de activación neuronal, un patrón que además se repetiría en la evocación de dicha información [2].
A Hebb se le ocurrió la posibilidad de que los comunistas coreanos estuvieran utilizando procedimientos de privación sensorial en los soldados. Los jefes de las agencias quedaron intrigados ante tal posibilidad y la CIA becó el estudio de la privación sensorial con Hebb como investigador principal. Con esta financiación se empieza a gestar lo que el 13 de abril de 1953 se acabó llamando oficialmente como “proyecto MKUltra”, iniciado por orden de Allen Dulles (que por aquel entonces era el director de la CIA) y con Sidney Gottlieb como jefe del programa. Sería un ambicioso proyecto secreto en el que la Agencia Central de Inteligencia invertiría más de 25 millones de dólares a lo largo de su mantenimiento. En él, trabajarían de manera coordinada la División de Inteligencia Científica de la CIA y el Cuerpo Químico de la Dirección de Operaciones Especiales del Ejército de Estados Unidos.
Hebb y los estudios sobre deprivación sensorial
La investigación se realizó en la Universidad de McGill (Montreal), utilizando estudiantes como participantes de los experimentos a cambio de una remuneración de 20 dólares. La metodología consistía en privar al participante de todo estímulo sensorial encerrándoles en una habitación, con gafas oscuras, cascos con ruido monocorde (generando habituación y aislándolo acústicamente) y tubos de cartón en manos y pies para reducir a cero las sensaciones hápticas. De esta forma, quedarían anulados en sus principales sentidos.

El aislamiento no tardó en hacer efecto en los estudiantes, que para suplir la falta de estimulación empezaron a hablar, cantar y recitar poesía solos. A otros les provocó ansiedad y la mayoría mostró puntuaciones bajas en Tests que ponían a prueba las funciones ejecutivas, mediante tareas aritméticas o de asociación de palabras. Un efecto interesante es la generación de alucinaciones en los participantes, tanto auditivas como visuales, debido a la escasa estimulación de los participantes. Al principio consistían en alucinaciones simples en forma de puntos o líneas de luz, hasta volverse más complejas visualizando animales y bebés, escuchando cajas musicales y coros, e incluso provocando experiencias somatosensoriales en las que los tocaban, llegando uno de ellos a sentir el impacto de una bala en el brazo [3]. Para poner a prueba la sugestionabilidad generada por el estado de confusión debido al aislamiento sensorial, Hebb exponía a los participantes a grabaciones con temática esotérica y ocultista. Los resultados tendían a mostrar, según el informe, “una reducción significativa y temporal de la capacidad intelectual durante e inmediatamente después del periodo de privación de la percepción”, y aunque los participantes informaran previamente al estudio que no creían en aspectos esotéricos u ocultistas, las grabaciones fomentaron el interés de muchos por los fantasmas y temas relacionados que duró al menos varias semanas después del experimento. De alguna forma, el estado en el que se encontraban más la incorporación de las grabaciones hizo que redefinieran sus pautas comportamentales.
La privación sensorial puede producir alucinaciones en la modalidad sensorial perdida, tras una ceguera o sordera ya sea de carácter crónico o transitorio. De facto, es usual en personas con ceguera adquirida padecer de alucinaciones (síndrome de Charles Bonnet). Los sentidos pueden desconectarse y desactivarse, pero el cerebro sigue trabajando. Al tener regiones especializadas para cada sentido y no desconectarse (sumando a su siempre postura activa para procesar estímulos), estas pueden crear los estímulos con los que no se va alimentando el cerebro para suplir su carencia, y en efecto así lo hacen.
La CIA estaba al tanto de todo el avance del estudio a través de diversos informantes entre los colaboradores de Hebb, que él mismo ignoraba, y este último efecto les resultó francamente útil ¿podría utilizarse la privación sensorial para hacer más maleable a un interrogado y reescribir sus pautas de comportamiento a otras más convenientes que sirvieran a sus propósitos? Hebb se dio cuenta del potencial que tenía el procedimiento en contextos de actuación más cuestionables basados en situaciones de interrogatorio. Eso, unido a que los estudiantes afirmaban que no aguantarían más un experimento de esa naturaleza, con lo que ellos describieron como “una forma de tortura”, hizo que Hebb no pudiera seguir con la investigación por cuestiones éticas (aunque sin duda alguna, estas ya se vulneraron desde un principio al someter a tales pruebas a los participantes). Las expectativas iniciales de mantener a los sujetos entre 30-70 días en esas condiciones eran inviables, ya que estas superaban el umbral de resistencia de los estudiantes que solo fueron capaces de soportar el par de días de ensayos.
Cameron y el maquiavelismo: el auge del MKUltra
Debido al rechazo de Donald Hebb de proseguir con la investigación, vieron en Ewen Cameron el reemplazo perfecto. Por un lado, por su teoría sobre la conducción psíquica que también llamaba la atención a la CIA por los mismos motivos que los estudios de Hebb y, por otro lado, por los pocos escrúpulos que ya había demostrado Cameron en sus investigaciones previas. Según él, los métodos de electroshock y el abuso de drogas en pacientes estaban justificados en la medida que eran un medio para conseguir la mejoría de sus pacientes, por lo que según esa perspectiva no se estaba violando el juramento hipocrático ya que suponen un requisito sine qua non para la curación. El consentimiento para el tratamiento tampoco suponía ningún problema para Cameron, ya que con la cumplimentación del formulario de ingreso se le otorgaba a Cameron total potestad sobre sus pacientes. Sin el “problema de la ética”, no habría obstáculos para proseguir con las investigaciones. Entonces, con Cameron se consolida el proyecto MKUltra, siendo contratado por la agencia entre 1957 y 1964.
Este afirmaba que la identidad está basada en la orientación espacial y temporal (de hecho, muchos trastornos psicóticos tienen alterada esta capacidad), lo que se traduce en que a la identidad subyacen las funciones de la percepción del entorno y la memoria, respectivamente. En el primer caso, la privación sensorial anularía el sentido espacial, y el electroshock anularía el sentido temporal, dejando a una persona totalmente en blanco, sin saber quién es y donde está, punto idóneo según Cameron para empezar el proceso de cura.

Por tanto, sus primeras medidas fueron implementar sus propios métodos además de continuar con la investigación de Hebb sobre la privación sensorial. La población de estudio que utilizó Cameron se basaba sobre todo en sus propios pacientes del hospital psiquiátrico Allan Memorial Institute de la Universidad de McGill. Aumentó el tratamiento de electroshock que venía usando hasta entonces. Donde la recomendación de los creadores del Page-Russel era de usarlo 4 veces por paciente (24 descargas), Cameron administró dos sesiones diarias durante 30 días (360 descargas) a sus pacientes. El uso de drogas también aumentó considerablemente, con especial atención al LSD y la fenciclidina por su alteración en la percepción. Además de la privación sensorial, añadió también la manipulación de los ritmos circadianos en un intento de hacerlos más sensibles al mensaje de las grabaciones. Con el dinero de la subvención de la CIA, acondicionaron partes del hospital Allan con el único fin de facilitar la investigación. Crearon lo que llamaron “celda de aislamiento” en uno de los sótanos; era una sala insonorizada, sin luz y con altavoces que emitían ruido blanco continuado, en el que disponían durante semanas (recordemos que con Hebb era un par de días) a los sujetos con gafas oscuras, tapones para las orejas y aislando con cartón sus brazos y piernas para limitar la propiocepción (percepción de propio cuerpo que permite conferir un sentido de unidad respecto al entorno). Cameron obligó incluso a uno de ellos estar 35 días en esas condiciones.

Para la destrucción de los ritmos circadianos, incorporaba a los pacientes en lo que llamó “la sala del sueño”, en el que mediante diversas drogas los mantenía en un estado somnoliento sin llegar a conciliar el sueño durante 20 o 22 horas diarias. Para evitar cualquier huida, se les administraba curare, provocándoles una parálisis muscular que les hacía incapaces de realizar ningún movimiento. El único cometido de las enfermeras con estos pacientes era el de limpiarlos, satisfacer el mantenimiento de sus actividades fisiológicas (comer, beber, excreción) y mover sus cuerpos para evitar úlceras de presión. Tenían terminantemente prohibido dirigirles la palabra para evitar cualquier estimulación de más, y tampoco darles ninguna pista de la hora del día en que se encontraban. De facto, tras descubrir que algunos pacientes atisbaban qué hora era por el tipo de comida que se les daba, Cameron ordenó alterar los platos del desayuno, almuerzo y cena, mezclándolos y cambiando sus horas.
Algunas confesiones, como el de una mujer anónima víctima de estos estudios, hablan de cómo el más leve indicio de señales del exterior era suficiente para intentar aferrarse a la realidad más allá de la tortura que sufrían. Esta mujer en concreto hablaba de cómo podía oír en la lejanía el tañer de las campanas al menos 4 veces, con lo que al menos pudo deducir que habían pasado 4 días. Cualquier cosa valía para poder escapar mentalmente de aquella cárcel que los rebajaba a un estado de lucidez y psicológico profundamente deteriorado.
Los manuales de la CIA: las guías de buenas prácticas en manipulación y tortura [4]
Los siguientes documentos fueron desclasificados en 1997 tras su solicitud en 1994 y bajo la amenaza de demanda del Baltimore Sun en virtud de la Ley por la Libertad de la Información.
La Freedom of Information Act, abreviado FOIA y traducido como Ley por la Libertad de la Información, es una ley que otorga a todos los miembros de los Estados Unidos el derecho de acceso a la información federal del gobierno.
Tras todo el cuerpo teórico acumulado con las evidencias obtenidas en la investigación del proyecto MKUltra, la CIA confeccionó un manual en julio de 1963 llamado “Interrogatorio de Contrainteligencia KUBARK” (KUBARK Counterintelligence Interrogation) que recogía la teoría y métodos necesarios para abordar un interrogatorio, con su introducción teórica, el perfil del interrogador (su características de personalidad y habilidades especiales necesarias), los perfiles de inteligencia y características de personalidad del interrogado, screenings preliminares (pruebas o tests de evaluación cortos), la planificación misma del interrogatorio, dos apartados dedicados al interrogatorio con técnicas no coercitivas y coercitivas respectivamente, y un apartado destinado al método de verificación de la eficacia del interrogatorio realizado.
El Manual KUBARK tuvo una versión actualizada en 1983 llamado “Manual de Capacitación en Explotación de Recursos Humanos” (Human Resource Exploitation Training Manual) que ampliaba el contenido inicial con nuevos elementos como la introducción de intérpretes (explicando su proceso de selección, formación y desempeño en el interrogatorio), el diseño y mantenimiento de una instalación dedicada a la reclusión de los prisioneros (condiciones de seguridad, características de las celdas y del personal, entrenamiento de guardias, etc.), así como el arresto y retención de los mismos, consejos en la conducción del interrogatorio y la elaboración de informes. Pueden verse los extractos ampliados a través del correspondiente enlace en Referencias bibliográficas.
Entre los métodos coercitivos descritos, se enumeran principalmente:
- Arresto: en el manual se habla de que la forma y momento del arresto es esencial para contribuir a la menor resistencia del arrestado en el interrogatorio, siendo preferible de madrugada y de manera inesperada, todo para bloquear cualquier forma de iniciativa en la persona.
- Detención: la reclusión debe tener las condiciones propicias para despojar de identidad a la persona, quitándole su vestimenta y proporcionándole un uniforme, así como cambiando su rutina diaria por otra (hábitos en las comidas, aseo…). Todo ello con el fin de arrebatarle cualquier signo de identificación personal y conseguir una menor resistencia que lo haga más susceptible a la manipulación. Por ejemplo, si la persona es alguien que presta especial cuidado a su imagen, darle un uniforme de distinta talla que no coincida con su propia imagen. El resultado es la manifestación de síntomas de abatimiento y apatía útiles para el interrogatorio y la manipulación.
- Deprivación de estímulos sensoriales: venido directamente de los estudios de Hebb y Cameron, además de casos biográficos de exploradores del polo y vigilantes de faros solitarios. Se informa sobre el poder estresor que tiene el aislamiento y la soledad, y su efecto en el aumento de pensamientos supersticiosos, intensificación del amor por otros seres no humanos, antropomorfización de objetos inanimados y alucinaciones. Al someter a la persona a una intensa soledad y aislamiento hace que exterioricen sus pensamientos, fantasías y miedos al medio externo. Y los hallazgos en investigaciones previas muestran que en un caso exacerbado (directamente sin estímulos sensoriales) aceleraría los resultados afectando profundamente al interrogado, generando principalmente ansiedad por la soledad de la cual puede aprovecharse el interrogador para crear un vínculo de confianza que facilite el acceso a la información. El interrogatorio también actúa de refuerzo positivo para el interrogado, al proporcionarle el contacto humano y la estimulación de la que carecía. Además, el fenómeno de regresión puede fomentar la apreciación de una imagen paternal en el interrogador, sobre todo en personas con alto nivel de sumisión.
- Amenazas y miedo: el manual argumenta que en muchas ocasiones la amenaza es más fuerte que la ejecución de la misma y que, por ejemplo, el simple miedo que genera la amenaza de coerción por medio del daño físico puede doblegar fácilmente a la persona. Es el mismo principio que sostiene otros miedos, donde la mera expectativa de sufrir algo que puede ser insoportable produce un malestar emocional más terrible que si se materializara simplemente ese miedo. Para ello, el manual recomienda que la amenaza se haga en un estado de calma, para que no pueda relacionarse directamente con el estado emocional del interrogador (por ejemplo, porque está enfadado) y se entienda como una amenaza genuina e inevitable.
- Debilidad: aunque avisa de falta de comprobación en esta variable, se presume que la debilidad física está relacionada con la debilidad psicológica y, por tanto, extenuar fisiológicamente a la persona puede aumentar su susceptibilidad en el interrogatorio. Ante la falta de respaldo científico, se aboga más por la debilidad psicológica a través de mecanismos apropiados como la privación de sueño y alimentos, y el desgaste psicológico y emocional generado por la tensión y el miedo.
- Dolor: infligir dolor en una persona puede ser un recurso poderoso, pero tiene en cuenta la variabilidad en el efecto de dicho recurso. No todas las personas reaccionan igual al dolor. Aunque el dolor fisiológicamente tiene el mismo umbral en todo el mundo, ciertas variables disposicionales hacen que unos sean más tolerantes que otros. Por ejemplo, si en experiencias tempranas con el dolor ocurrieron dentro de un contexto de mayor impacto emocional, es probable que la persona sea más susceptible al dolor que otra que las tuvo en una situación más normalizada.
- Sugestionabilidad e hipnosis: se relata la falta de comprobación de la hipnosis para los objetivos acometidos en el interrogatorio. Uno de los principales problemas de esta técnica, es que una persona que no quiere ser hipnotizada, efectivamente no se la puede obligar a entrar en un estado hipnótico. Actualmente en psicología se utiliza como herramienta de relajación, y para ello la persona ha de querer ser hipnotizada y estar en un estado idóneo de sugestionabilidad. En caso contrario, existen métodos para aumentar el nivel de sugestión y aumentar la efectiva la hipnosis. En cualquier caso, la variabilidad de la técnica y necesidad de preparación para la misma hace que sea un recurso de escaso valor para el interrogador. El manual delega a este la responsabilidad de usarlo en el momento y situación adecuados, según un criterio basado en la formación y experiencia previa con la técnica de hipnosis.
- Narcotismo: del mismo modo que la amenaza puede ser más efectiva que la ejecución, el hacer creer que se está drogado puede ser más efectivo que estarlo. Además, la resistencia del interrogado debido a un sentimiento de patriotismo, lealtad o miedo a las consecuencias en el caso de desvelar información, puede reducirse si se le ofrece un subterfugio con el que excusarse, en este caso: “hablé porque me drogaron”. Sin embargo, no hay droga que asegure que la persona esté ofreciendo toda la información necesaria, y no solo un psicópata bajo la influencia de las drogas puede evitar con éxito un interrogatorio, sino que también esto es probable en personas normativas. Pese a ello, las drogas pueden ser una alternativa a la ineficacia de otros métodos, sobre todo si son “drogas silenciosas” (aquellas que se administran sin la persona saberlo) en personas interrogadas involuntariamente, provocando un estado de trance y sugestión difícil de superar con solo la hipnosis. Por otro lado, se debe ajustar la dosis de psicofármaco en concentración y tiempo, y eligiendo el tipo en función de las características psicológicas y de personalidad del sujeto (haciendo necesario una evaluación psicológica previa), siendo estas incluso más importantes que las características físicas.
Otros proyectos relacionados
Además del propio Proyecto MKUltra, este guarda relación con otros proyectos y operaciones, ya sean como precursores o particulares dentro del mismo. Los antecedentes del MKUltra son el proyecto BLUEBIRD y el proyecto ARTICHOKE.
El proyecto BLUEBIRD suponía un conjunto de programas iniciado en 1949 que tenía como objetivo la investigación de medios conductuales y psicofarmacológicos con la capacidad de influir comportamental y cognitivamente en personas seleccionadas, de tal forma que se pudiera provocar a voluntad la creación de nuevas identidades, inducir amnesia y crear falsos recuerdos. La mayor parte de la investigación fue conducida por Ewen Cameron en su propio hospital. Los métodos objetivos de estudio tenían que ver con el uso de sustancias psicotrópicas (principalmente LSD), polígrafos e hipnosis.

Este proyecto se redefinió como proyecto ARTICHOKE en 1951, centrado en la reprogramación de una persona para que esta cometa un asesinato involuntariamente (si habéis visto la serie 30 Monedas de Álex de la Iglesia, sería algo parecido a lo que ocurre cuando un personaje es manipulado con una de las monedas para que cometa un asesinato inconscientemente, como en un estado zombificado). Supone la continuación de su predecesor BLUEBIRD, con estudios sobre el efecto de drogas como el LSD y la morfina, técnicas psicológicas como la hipnosis e incluso investigaciones sobre el potencial de agentes víricos como el Dengue y otras enfermedades. Su sucesor directo se nombraría como proyecto MKUltra en 1953.
Entre los proyectos ARTICHOKE y MKUltra, se iniciaron otros programas intermedios como el MKDELTA y su sucesor MKNAOMI (1950-1970) relacionados con estudios basados en el uso de agentes bioquímicos en seres humanos.

Dentro de MKUltra llevaron a cabo una operación llamada Operación Midnight Climax, en el que se establecieron las llamadas “casas de seguridad”, donde contrataban a prostitutas para que drogasen con LSD a sus clientes sin su conocimiento, y de esa forma los científicos de la CIA poder observar sus efectos. Otra manera de abordar este estudio era organizando unas fiestas llamadas “pruebas de ácido” donde inducían a LSD a los asistentes para recoger datos. De estas fiestas, se inspirarían años más tarde las corrientes culturales hippies.
Cuando en 1964 empezó el declive del MKUltra, nació su continuación denominada como MKSEARCH, dividido en dos proyectos: 1) MKOFTEN que se ocupaba del estudio de la transmisibilidad de tóxicos y de los efectos conductuales inducido por drogas en animales, y 2) MKCHICKWIT destinada a adquirir información y muestras sobre nuevos desarrollos de medicamentos en Europa y Asia.
Cesación del proyecto y demandas
El proyecto empezó a bajar su productividad a partir de 1964, el mismo año en que Cameron deja de estar contratado por la CIA para seguir en sus investigaciones. El ritmo de estudio disminuía gradualmente, reduciéndose mucho más en 1967 y finalizando el proyecto en 1973. La cesación del programa venía principalmente instigada por el escándalo Watergate, en el que se destapó la participación de agencias como el FBI y la CIA en misiones de acoso y reducción de la oposición política a favor de Richard Nixon, así como de la disuasión ilegal del movimiento de diversos grupos activistas.
El Comité Church de los Estados Unidos (formalmente conocido como Comité Selecto del Senado de los Estados Unidos para el Estudio de las Operaciones Gubernamentales Respecto a las Actividades de Inteligencia) fue el encargado principal de la investigación del escándalo Watergate, pero su pesquisa empezó a abordar cualquier actividad ilícita de las agencias en relación con la presidencia desde la Segunda Guerra Mundial hasta la Guerra de Vietnam (desde Franklin D. Roosvelt hasta Richard Nixon), constituyendo la investigación de un total de 6 presidencias estadounidenses. Ante esta situación, Richard Helms, el director de la CIA en ese momento, ordenó destruir todos los documentos vinculados con el Proyecto MKUltra.

El The New York Times publicó un informe en 1974 revelando actividades ilegales de la CIA en suelo estadounidense, en el que se incluían experimentos con seres humanos durante la década de los 60’s.
El proyecto MKultra empezó a atraer cada vez más miradas en 1975, pero la destrucción de los documentos obstaculizó notablemente la investigación. Sin embargo, sobrevivieron al menos 20 mil documentos que fueron almacenados incorrectamente en un edificio de registros financieros. Ateniéndose a la Ley por la Libertad de la Información, estos documentos fueron revelados en 1977 y estudiados a fondo en las Audiencias del Senado por el Comité Church y la Comisión Rockefeller (Comisión presidencial acerca de las actividades de la CIA dentro de Estados Unidos). Sin embargo, la destrucción de la mayoría de documentos impidió que pudiera estudiarse el caso completamente.
Se desveló la naturaleza de la operación y la amplitud de la misma, que alcanzaba al menos a 80 instituciones utilizadas como fachada, que incluyen 44 universidades y multitud de hospitales, cárceles y compañías farmacéuticas. Entre las víctimas se encuentran un grupo ecléctico en el que se incluyen empleados de la CIA, miembros de los servicios militares, médicos, otros agentes del gobierno, indigentes, prostitutas, pacientes con enfermedades mentales y miembros del público, y casi siempre sin ningún tipo de consentimiento informado o conocimiento de lo que les estaban haciendo.
Víctimas del proyecto MKUltra [5]

Las víctimas de más renombre debido a su notoriedad fueron Frank Olson y Harold Blauer, ambos fallecidos por el proyecto MKUltra. Frank Olson era bioquímico del Ejercito de los Estados Unidos y experto en armamento biológico. Según Stephen Kinzer (escritor y periodista estadounidense), Olson había manifestado quejas en varias ocasiones sobre la ética del programa, pidiendo que por motivos morales debía ser cancelado. Su muerte ocurrió una semana después en condiciones sospechosas. En teoría, se le administró sin saberlo una dosis de LSD para otro ensayo experimental con el que poner a prueba la droga y, según el informe, se arrojó por la ventana del piso 13 del hotel en el que se hospedaba debido a una depresión profunda inducida por el narcótico. Harold Blauer era un jugador de tenis profesional de Nueva York que murió en un ensayo experimental con MDMA (éxtasis) realizado por el Ejército.

Otros testimonios de víctimas menos conocidas dan fe de las consecuencias del proyecto. Harvey M. Weinstein, profesor clínico de psiquiatría retirado de la Universidad de California, habla sobre su padre Louis Weinstein que acudía al Allan Memorial Institute para tratar sus ataques de pánico: “Pasaron cosas terribles, y hasta que salieron a la luz los documentos del MKUltra, nunca había podido entender la transformación que sufrió […] Mi padre estaba en una especie de celda con sus manos cubiertas, para que no pudiera sentir nada; en la oscuridad, para que no pudiera ver nada; y con un ruido constante, por lo que no podía escuchar nada”. El padre de Harvey estuvo así durante dos meses. Emergió del Allan como una sombra; su vida y su familia destruidas. El propio Harvey continuaba: “Ese hombre dinámico salió como un vegetal. Tenía un síndrome cerebral orgánico severo. Se la pasaba acostado en el sofá, no podía orientarse, su personalidad estaba totalmente destruida, y a veces no sabía dónde estaba”.
Otra víctima, Lana Ponting, comenta: “Tenía problemas con mis padres, y decidieron internarme en el Allan. No tenían idea de lo que pasaba allí. Yo tenía 16 años. Cuando mi familia volvió a recogerme, parecía un zombi. Ni siquiera sabía quiénes eran”.
Esther Schrier, una enfermera ingresada en el Allan por sus problemas de ansiedad relacionados con perder a su bebé en gestación, relataba en una entrevista concedida a la BBC de Escocia: “Tenía un nuevo bebé y no sabía qué hacer con él. Una niñera me ayudaba pero, para que te des una idea, esto es un pequeño ejemplo de lo que me escribió en un cuaderno antes de tomarse un día libre: Cuando escuches llorar al bebé, ve a la habitación. Recoge al bebé […]”. Era un cuaderno donde explica paso a paso cómo alimentarlo. “Fue muy aterrador”.

Referencias bibliográficas
Fuentes principales para la documentación histórica:
- Klein, N. (2007). La doctrina del shock: El auge del capitalismo del desastre. Booket.
Referencias bibliográficas de las citas en texto:
- Donald Ewen Cameron. (2022, 22 de mayo). Wikipedia, La enciclopedia libre. Fecha de consulta: 01:09, diciembre 18, 2022 desde https://es.wikipedia.org/w/index.php?title=Donald_Ewen_Cameron&oldid=143713775.
- Donald Hebb. (2022, 1 de septiembre). Wikipedia, La enciclopedia libre. Fecha de consulta: 01:12, diciembre 18, 2022 desde https://es.wikipedia.org/w/index.php?title=Donald_Hebb&oldid=145706997.
- Bond, M. (2014). Cómo el aislamiento estremo distorsiona la mente. BBC NEWS MUNDO. https://www.bbc.com/mundo/noticias/2014/06/140516_vert_fut_salud_aislamiento_efecto_mente_gtg
- Blanton, T. (2000). The CIA in Latin America. National Security Archive Electronic Briefing Book, 27. https://nsarchive2.gwu.edu/NSAEBB/NSAEBB27/index.html
- BBC News Mundo. (2022). MK-Ultra: el oscuro legado del programa secreto de la CIA destinado a encontrar formas de control mental. BBC NEWS MUNDO. https://www.bbc.com/mundo/noticias-61073340
Fuentes documentales para los proyectos BLUEBIRD y ARTICHOKE:
- Public intelligence (2012). CIA Special Research Project Bluebird 1952. public intelligence. https://publicintelligence.net/cia-bluebird/
- Roberts, J. (2022). Project Artichoke. Jason Roberts. https://jasonrobertsonline.com/project-artichoke/
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