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Introducción
El Imperio egipcio es conocido en mayor o menor medida por todos. Todos sabremos mencionar el nombre de varios faraones, nombrar alguno de sus dioses e incluso comentar alguna historia o misterio interesante al respecto. Nos vendrá a la mente los jeroglíficos, las pirámides, las momias, Cleopatra, Tutankamón y su “maldición”, Ra, Anubis… Lo cierto es que la historia de Egipto puede ser sin mucho debate una de las más conocidas en la cultura popular, y quizás la más representada en cine y televisión.
Estoy seguro que si te pidieran el nombre de alguna pirámide, tú dirías “la Gran Pirámide de Guiza” o, si quisieras quedar como un experto en el tema, no te resistirías a decir “la pirámide de Keops”. Pero ¿y si te preguntan por la primera pirámide? Está claro que debió haber una primera que diera el pistoletazo de salida a la imitación de estas gloriosas construcciones ¿Tendrías algo qué decir o te intentarías escapar de la conversación con alguna buena excusa? Pues para que no te pase eso y puedas enfrentarte a esa situación, ya estoy yo aquí, para ilustrarte.
Descubrimiento e investigación [1]

La pirámide de Zoser y su complejo funerario se encuentra ubicado en la necrópolis de Saqqara. Fue dado a conocer por el general y explorador prusiano Von Minutoli en 1821. Tras el hallazgo, el ingeniero S. Perring comenzó las excavaciones en 1837, pero no fue hasta la llegada del considerado padre fundador de la egiptología Karl Richard Lepsius que se estudió sistemáticamente este emplazamiento entre los años 1842 y 1843.

Entre los años 1924 y 1927, el egiptólogo Cecil M. Firth llevó a cabo varias campañas para despejar de arena el complejo funerario de Zoser y facilitar su estudio. De esa forma, el arqueólogo y arquitecto francés Jean-Philippe Lauer trabajó en la excavación, y se centró en el estudio y restauración de los monumentos de Saqqara desde 1926 hasta el día de su muerte en 2001, falleciendo a la edad de 99 años y dejando tras de sí toda una vida consagrada al estudio del antiguo Egipto.
Contexto histórico: Reino Antiguo, Zoser y Imhotep

En esta ocasión nos vamos a los albores del Imperio egipcio. Egipto es unificado conformando la adhesión del Alto y Bajo Egipto (conocidas como las Dos Tierras), aunque no queda claro quién promovió dicha unificación. La teoría principal es que fue el rey Narmer, ya que por ahora es el que presenta más evidencia en el registro arqueológico principalmente por su hallazgo más conocido: la paleta de Narmer (Figura 3). Por otro lado, la tradición egipcia atribuye este hecho a Menes, pero los expertos tienen razones para dudar de su existencia o incluso sospechar que Narmer y Menes pudieran ser el mismo personaje. Fuera como fuese, con esa unificación empezó la Dinastía 0 o protodinastía. A esta le siguió un periodo llamado Dinastía Temprana, Periodo Arcaico o Tinita (3000-2686 a. C.), que tiene origen en la ciudad de Tinis, capital del imperio. Está compuesta por la Dinastía I y Dinastía II, de las cuales se puede rescatar el nombre del faraón Aha, que se cree pudo ser el hijo de Narmer o incluso la personificación del mismo Menes, unificador de Egipto.

Con el faraón Nebka nace la Dinastía III y con ello damos un salto cualitativo importante, pasando de la Dinastía Temprana al periodo del Reino Antiguo (2686-2125 a. C.). Es el hijo y sucesor de Nebka, Zoser (cuyo nombre real es Djeser Netherijet, comúnmente nombrado como Djoser, Djeser o Netjerikhet) [2], el que pasaría a la historia por ser el que dio forma al Reino Antiguo de Egipto y el principal responsable en la incorporación de la pirámide como parte de la tradición funeraria egipcia. Zoser aunó el poder político y religioso en la figura del faraón, e hizo que el centro de la administración del imperio residiera en Menfis, la que sería capital de Egipto recurrentemente a lo largo de su historia. Menfis se encontraba a medio camino del Alto y Bajo Egipto, así que era una localización perfecta para tener un control óptimo de todo el imperio. También instauró el culto a Ra, dios del Sol y el más importante de la mitología egipcia, tomándolo como simbología real y reforzando la interpretación divina del faraón que ascenderá después de su muerte para reunirse con los dioses de los que forma parte.
Para conseguir esa ascensión, Zoser mandó construir a su chaty y arquitecto Imhotep (chaty: cargo con una autoridad solo superada por el faraón; equivaldría al visir musulmán) una tumba especial en Saqqara, la principal necrópolis de Menfis al oeste del Nilo y usada desde la Dinastía I. Las necrópolis por lo general se situaban en la parte occidental del río Nilo como alegoría al ocaso eterno, el final del día (de la vida) y portal por el que los faraones iniciarán ese curso ignoto que hay más allá de la vida, lugar que el Sol no hace visible (noche).
La construcción será una pirámide, la primera de otras tantas, algunas aún vigentes como las pirámides de Guiza y otras que desgraciadamente no han resistido el pasar de los siglos como la pirámide de Dyedefra, ambas de la Dinastía IV.
Imhotep y su influencia en la cultura egipcia marcaron tal punto de inflexión en la historia de Egipto que incluso su notoriedad trascendió a su muerte y fue divinizado. En el Reino Nuevo (1550-1069 a. C.) era conocido como patrono de los escribas, y en época Saíta (664-525 a. C.) se le nombró hijo del dios Ptah con su propia genealogía divina. Se exaltaron sus virtudes y se tomaban como la representación perfecta de lo que un chaty debía ser.
La figurilla de Imhotep a la derecha reúne todos los elementos que describen su magnificación: el trono lo identifica como dios, el casquete como como sacerdote e hijo de Ptah, y el papiro como sabio y patrón de los escribas.

Antecedentes arquitectónicos y ruptura artística [3]
La vida tras la muerte forma parte del acervo cultural predominante en prácticamente todas las culturas desde épocas prehistóricas. De esta concepción de la muerte, cada cultura monta un entramado particular de rituales, tradiciones, fabricación de objetos ornamentales y elaboración de construcciones destinadas a este fin. De hecho, no hay duda que Egipto contiene las obras más emblemáticas y suntuosas dedicadas a este propósito.
Después de la unificación de Egipto, empieza a existir la figura de un rey (o faraón) como líder indiscutible del Alto y Bajo Egipto. La cultura egipcia en el periodo del Dinástico Temprano (Dinastía I y II) explota y se complejiza política y socialmente, estableciéndose una jerarquía organizada que se verá reflejado también en los rituales de enterramiento, variando en función del estatus social. Así, tenemos el cementerio Real por un lado y el cementerio de gente particular por otro, en el que existirá también una diferenciación en el enterramiento dependiendo del prestigio del fallecido.
Las tumbas reales del Dinástico Temprano se situaban en el Alto Egipto, en Abydos, tierra del dios Osiris (dios de la muerte y la resurrección). Eran excavaciones rectangulares amplias donde se distribuían varias habitaciones. Una estancia de mayor tamaño era destinada a la cámara sepulcral y otras más pequeñas para el ajuar quedaban conectadas con la cámara mediante pasillos. En algunos puntos concretos de la tumba se utilizaba la piedra, cosa que no era en absoluto común. Sobre esta tumba se construía una gran estructura de ladrillo de barro, lo que desafortunadamente no permitió que se conservara hasta nuestros días. Un hecho interesante a la par que grotesco era la construcción de tumbas subsidiarias para los sirvientes, que para acompañar al rey tras su muerte y seguir sirviéndole, tenían que aceptar ser sacrificados y enterrados a su lado. Las tumbas reales también se acompañaban de recintos funerarios cercanos a modo de fortalezas, seguramente útiles para el culto al rey.

Los altos funcionarios de esta época también se enterraban en tumbas especiales. Se establecían en Saqqara en el Bajo Egipto, y eran majestuosas, con un patrón similar a las tumbas reales. Eran tan sobresalientes que los expertos creyeron en un principio que se trataba de tumbas de faraones, y en cierto modo tendría sentido, pues designaría la presencia del faraón en el Alto y Bajo Egipto. Sin embargo, se ratificó que pertenecían a altos funcionarios. Estas tumbas eran mastabas (“banco” en árabe) y tienen también un grupo de estancias como subestructura (Figura 6), con una cámara funeraria y habitaciones para el ajuar, y una superestructura hecha de adobe y muros con fachada de palacio, un motivo frecuente que se presenta incluso en la parte superior de la paleta de Narmer. Alrededor de ella se construía una terraza baja que rodeaba todo el edificio, y algunas de estas mastabas mostraban dos superestructuras, una dentro de otra: una externa rectangular y una interna redondeada o escalonada; serían una representación menos suntuosa de la combinación tumba-recinto de las tumbas de Abydos.

Toda esta corriente de utilizar las mastabas con su superestructura a modo de tumba real sufriría un cambio con el inicio del Reino Antiguo (Dinastía III). Zoser y Imhotep, aunque empezaron con la construcción de una gran mastaba, todo concluiría en algo más gigantesco. Esta espectacular obra asentaría la concepción del rey no como líder, sino como un semidios. De hecho, su nombre real Djeser Netherijet se podría traducir como “Más sagrado que el cuerpo (de las divinidades)” [4].
Los orígenes del diseño y la forma de la pirámide estarían relacionados con la propia mitología egipcia y su cosmogonía. Antes de que el tiempo y el espacio existieran, estaba Nun, una masa de agua oscura, caótica e infinita a partir de la cual emergió una colina de piedra en forma de pirámide, el benben. Sobre el ella, nacería la enéada (los 9 dioses que conforman el universo). Los mitos proceden generalmente inspirados de la realidad, y es muy probable que la idea del benben fecundara de las crecidas eventuales del Nilo. Cuando las aguas retrocedían en el peret (estación de siembra), dejaban a la vista unas “islas” de lodo ideal para cultivar.
Pirámide escalonada de Zoser
Cuando se ve a primera vista la pirámide de Zoser encuentras fácilmente diferencias si la comparas con las más esquemáticas que se te pueden venir a la mente. En lugar de constar de caras relativamente lisas, tiene una serie de niveles o escalones hasta llegar al ápice, lo que le valió el nombre de “Pirámide Escalonada”, y que se asemeja en cierta forma a un zigurat de la antigua Mesopotamia (véanse Figura 8 y Figura 9). De forma resumida, la estructura implica la superposición de 6 mastabas una sobre otra, cada una más pequeña que la inferior y otorgándole esa apariencia de escalera de 6 escalones. Los inicios nunca fueron fáciles, y es que esta pirámide es fruto de cambios de parecer a lo largo del tiempo en lo que respecta a su diseño. No obstante, la técnica de construcción de pirámides se iría perfeccionando con el tiempo y no hay duda que la pirámide escalonada es la pionera además de ser una obra inmarcesible, cuya majestuosidad puede seguir viéndose a día de hoy.


Aunque la llamemos pirámide, hay que aclarar que no es exactamente una verdadera pirámide ya que no tiene base cuadrada. El diseño se basó en el uso de estructuras que ya conocían, las mastabas, que de facto son de base rectangular. Sin embargo, aceptemos pirámide como animal de compañía.
La luz que ha arrojado análisis exhaustivos indica que probablemente en sus inicios fuese una sola mastaba, y que posteriormente Zoser y Imhotep cambiaron de opinión decidiendo ampliarla hasta en varias ocasiones más (Figura 10 y 11). Así, pasarían de una mastaba, a una pirámide de 4 niveles, y de esta a una de 6 niveles. Además de ostentar el honor de ser la primera pirámide, también ostenta el galardón de ser la primera construcción en piedra de la historia. Aunque matizando esto, si bien no es la primera que usa la piedra, sí es la primera que la usa como elemento principal de construcción.


Los expertos denominan a la primera mastaba como M1 (63 x 63 m: 8 m de altura). Su ampliación, denominada M2, fue el siguiente paso de la construcción, resultando en unas dimensiones ligeramente mayores (71,5 x 71,5 m). El siguiente pasó fue darle metros a su parte ancha, denominada M3 (79,5 x 71,5 m), para dar espacio a un sistema de pozos y galerías que parten del lado este de la pirámide. Cuando se decidió elevar la estructura y construir la pirámide, se le dieron 4 niveles o escalones a la mastaba; a esta estructura se le denomina P1, presentando unas dimensiones de 85,5 x 77 m y 42 m de altura. El siguiente paso ya se asemejaba más a la pirámide final: denominada P1’, era ostensiblemente más grande que P1, con unas dimensiones de 119 x 107 m y 60 m de altura. La forma final, denominada P2, supuso la adición de un par de metros por cada eje, con unas dimensiones finales de 121 x 109 m y 62 m de altura [5].
Debajo de ella, se encuentra un complejo de galerías, pozos, cámaras y escaleras que no han sido explorados en su totalidad debido a la debilidad de la estructura. La bóveda funeraria se encuentra a 28 metros de profundidad por la que se accede a través de un pozo de 7 m2. A este pozo se llega mediante una entrada en la pirámide accesible a través del Templo Norte, en la cara norte de la estructura. Una vez en el fondo, encontramos la cámara sepulcral con el sarcófago donde yacería Zoser. De la bóveda funeraria nacen una serie de pasillos en los que sin duda estarían ocupados por el ajuar funerario, y se encuentran adornados con loza azul tipo “fayenza egipcia”, posiblemente en un acto de imitación del palacio del rey. Estos pasillos daban a distintas estancias funerarias, algunas llamadas cámaras azules por la fayenza azul con la que estaban decorados. Cuando se decidió agregar P1 el pozo que lleva a la bóveda funeraria se tapó, tallándose una escalera al lado de la pirámide como acceso. Con la última reforma, se volvió a bloquear este acceso y se abrió otro en la cara norte mediante una trinchera que actualmente conecta con el Templo Norte.
Según la mitología egipcia, los primeros humanos proceden de las lágrimas de Ra. Son creación de los dioses y como tal presentan 3 potencias espirituales:
- Ka (fuerza vital): entidad espiritual estática creado por el dios Khnum (alfarero) y que se tenía que alimentar tras la muerte. Necesita conservarse mediante una forma humana (momia) o con esculturas del difunto. Se alimenta de la parte espiritual y no material de las ofrendas (comida), por lo que igualmente utilizaban relieves de banquetes para el mismo fin.
- Ba (fuerza anímica): representado mediante un pájaro con cabeza hombre. Se crea después de la muerte, sale del cuerpo y viaja entre el mundo de los muertos y de los vivos, entre el ka de la persona y los dioses.
- Akh (ser benéfico): concepto de transición completa de todas las partes de una persona a través de rituales.
Estas entidades dependía de que existiera un cuerpo reconocible (djet) sede del corazón (ib). Como el cuerpo es putrescible se practicaba la momificación para su conservación. El corazón para los egipcios era como el cerebro (sede de lo moral, los deseos…) y donde quedaba memoria de su comportamiento en vida que serviría de escrutinio en el juicio de Osiris.
La bóveda, al igual que la pirámide, también cambiaba con el tiempo. Al principio presentaba paredes de alabastro y un piso de diorita o esquisto. El techo mostraba bloques de caliza con estrellas de cinco puntas talladas en bajorrelieve que pretendía representar la bóveda celeste, lugar al que debía emprender el vuelo el ba del faraón. Posteriormente, los bloques de caliza fueron sustituidos por bloques de granito de Asuán en su forma final. La bóveda quedó con unas dimensiones de 2,96 x 1,65 m, y 1,65 m de altura. El cuerpo de Zoser se trasladó a través de una abertura de en el techo que a la postre taparon con granito y sellaron con piedras para impedir el acceso a la tumba. Desgraciadamente, esto quedó solo en la intención ya que igualmente fue saqueada y hasta día de hoy todavía no se han encontrado los restos de Zoser.

En la cara este de la pirámide, en M3 (Figura 12), encontramos la entrada a 11 pozos de aproximadamente 30 metros de profundidad, que conducen a 11 galerías en las cuales se halló cerca de 40.000 recipientes, muchos anteriores a Zoser. Posiblemente habrían servido a las necesidades fisiológicas básicas del faraón en su transición por el más allá. En estas galerías también se encontraron restos humanos pertenecientes a la familia real, incluso de varias generaciones antes, que acompañarían a Zoser en el descanso eterno.
Complejo funerario de Zoser
Aunque estemos enfocando nuestra atención en la pirámide, hay que tener en cuenta que esta es solo el núcleo principal de un complejo funerario mayor que lo cercaba. La pirámide escalonada no solo creó una tendencia que copiarían reyes de dinastías posteriores en lo que se refiere al tipo de estructura utilizada como tumba, sino también en la construcción y uso de complejos que permitían realizar rituales litúrgicos y funerarios para enaltecer y favorecer la figura del faraón tanto en vida como tras su fallecimiento. El complejo presenta unas dimensiones de 550 x 280 m acotado por muros de más de 10 metros de altura. A lo largo del muro se disponen 14 puertas falsas y un único acceso al sudeste del complejo. La cara exterior del muro está adornada al estilo fachada de palacio, que ya mencionamos en las mastabas del periodo predinástico y en la paleta de Narmer, y será utilizado también en tumbas de futuros faraones. Este muro a su vez estaba rodeado por un foso que, aunque lleve a engaño, no se llenaba de agua.


Dentro del complejo se distribuyen una serie de patios y edificios. Algunos de estos edificios eran edificios falsos, que al igual que las puertas falsas, tenían una finalidad religiosa: alimentar el ka de Zoser. Si hiciéramos una ruta guiada (y recomiendo que compare los planos anteriores con la galería de fotografías al final de este apartado para una experiencia más visual del complejo), tendríamos:
- Entrada: al entrar la persona es recibida por una columnata de columnas adosadas al muro y que desemboca al Patio Sur.
- Patio Sur: conecta con la Tumba Sur, la cara sur de la pirámide, y el Patio del Heb-Sed al norte de la columnata y zona este del complejo.
- Tumba Sur: es una mastaba con un complejo subterráneo que parece imitar el de la pirámide escalonada, pero a menor escala. Tiene un pozo que conduce a una bóveda funeraria y consta de un sistema de galerías o pasillos con tarros y jarras. Sin embargo, la bóveda era demasiado pequeña como para albergar un sarcófago, con unas dimensiones de 1,6 m y 1,3 m de altura. Por ahora, no queda clara su funcionalidad, pero se barajan dos hipótesis al respecto: 1) estaba destinado al ka, o 2) estaba destinada a contener las coronas reales o los órganos internos de Zoser.
- Templo T o Pabellón Real: edificio anexo a la parte occidental del Patio del Heb-Sed. Se piensa que su función podría ser la de preparar al faraón previamente a la celebración de la ceremonia Heb-Sed con el cambio de vestimenta.
- Patio del Heb-Sed: patio largo y estrecho rodeado de capillas falsas diferenciadas estéticamente en dos grupos. Las capillas al este del patio tienen pilares delgados y techos abovedados propios de santuarios del Bajo Egipto; las capillas al oste del Patio del Heb-Sed tienen un estilo propio de los santuarios más pesados del Alto Egipto. En conjunto indican el poder de Zoser sobre las Dos Tierras, el Egipto unificado. Para demostrar dicho poder y legitimidad del faraón sobre Egipto, se celebraba la fiesta Heb-Sed o jubileo real. Esta fiesta duraba 1 semana, y en ella el faraón se sometía a una serie de rituales y pruebas físicas para demostrar que seguía teniendo el vigor y las condiciones necesarias para seguir gobernando. En una de las puertas falsas de la Tumba Sur hay un bajorrelieve de Zoser corriendo y sosteniendo un contrato de propiedad de Egipto, aludiendo al Heb-Sed (ver en galería).
- Casa del Sur y Casa del Norte: se encuentran en la cara oriental de la pirámide y frente al Patio del Heb-Sed. La Casa del Sur (Alto Egipto) tiene pilares con capiteles en forma de azucenas propios de la región y representaba los santuarios tradicionales de Hieracómpolis. La Casa del Norte (Bajo Egipto) tiene pilares con capiteles en forma de papiros y representaba los santuarios tradicionales de Buto. Del mismo modo que las capillas alrededor del Patio del Heb-Sed, son edificios falsos sin ninguna finalidad litúrgica o religiosa, sirviendo principalmente a una función simbólica.
- Templo Norte: se encuentra en la cara norte de la pirámide y delante del acceso a la misma, frente a las estrellas del norte a donde tendría que dirigirse el faraón tras su muerte. Este edificio permitía realizar los rituales diarios y ofrendas a Zoser, siendo un lugar de culto al rey. Este templo será desplazado al este en la Dinastía IV, tras un cambio de concepción simbólica en el que se prefirió que mirara hacia el horizonte donde nace el Sol, como alegoría al renacimiento.
- Serdab: al este del Templo Norte, es una pequeña estructura cerrada y completamente oscura con una estatua sedente de Zoser vestido con el traje usado en la fiesta del Heb-Sed. Servía como doble del difunto para escuchar los himnos que le dedicaban y para alimentar el ka mediante ofrendas en forma de alimentos. Además, la escultura tiene alineados los ojos con dos agujeros que le permitía observar esas ofrendas.
Propósitos de la pirámide y conclusiones finales
A lo largo del artículo hemos ido desglosando pormenorizadamente todo lo que rodeaba la primera pirámide además de ella misma. Se ha estudiado el marco histórico en el que se desarrolló y la evolución arquitectónica que supuso, analizado el complejo funerario y la pirámide escalonada; tras todo esto está claro que la pirámide servía para propósitos religiosos y funerarios con especial atención a ensalzar la figura del faraón. Sin embargo, la pirámide obedecía a una función más y de facto bastante valiosa.
La población era principalmente agrícola y la producción dependía de los periodos de crecida del Nilo. Esto quiere decir que habría un periodo del año en que el río no permitía la siembra y por tanto gran parte de la población quedaba inactiva. La construcción de monumentos era una forma de mantener el empleo durante todo el año, donde los trabajadores podían recibir a cambio un pago o incluso evitar pagar impuestos mientras trabajasen en la construcción monumental, y con unas condiciones de trabajo en las que tenían derecho a recibir vino y cerveza 3 veces al día. Esto dista bastante de la idea que hay en el colectivo sobre un grupo masivo de esclavos siendo torturados a latigazos para instarles a seguir trabajando. Parece que la imagen que nos ha aportado Hollywood con sus películas ha calado bastante, que ha priorizado el dramatismo en detrimento de la fidelidad histórica. De hecho, no hay constancia de ningún término en egipcio antiguo que designe lo que entendemos por esclavo, por lo que parece que no suponía un grupo fundamental en el Imperio egipcio.
Otro dato interesante es que en las películas es fácil ver como en las construcciones utilizan herramientas de madera de forma asidua, ya sean grúas o incluso andamios. Hay que tener en cuenta que, si hablamos del desierto, realmente la madera brilla por su ausencia. La escasa cantidad de árboles no podría hacer frente a una construcción faraónica que podría tardar años en realizarse. Egipto era un imperio con varias rutas comerciales con Asia menor y otras regiones de África, e importaba pino y cedro de Siria, grandes maderos del Líbano y madera de ébano de Sudán.
En definitiva, la pirámide no solo era un monumento funerario increíble en términos absolutos, sino también reflejaba la grandiosidad de un imperio. Una construcción de tal magnitud conlleva tener a disposición una mano de obra extensa y cualificada, y con ello una economía suficientemente fuerte para enfrentar el pago de la mano de obra y de las importaciones de material de construcción, sin hablar de la capacidad de coordinación y gestión de un amplio grupo de trabajadores, del proceso de formación para su especialización, la organización de horarios, etc. Esta obra de ingeniería tan adelantada a su tiempo y con todo lo que ello implica es un signo diáfano de prosperidad y de imperio sano, con el que a día de hoy aún nos seguimos maravillando por lo que sabemos y fascinándonos por lo que aún nos falta por conocer.
(Si ya con todo esto sigues sin poder enfrentarte a la pregunta «¿Cuál es la primera pirámide?»… ¡yo no puedo hacer más! 😜)
Referencias bibliográficas
Fuentes principales para la documentación histórica:
- Rivers C. (2020). Saqqara: La historia y legado de la antigua necrópolis agipcia cerca de Menfis. Charles Rivers Editors.
- Varas, A. (2018). Breve historia del antiguo Egipto. Nowtilus
Referencias bibliográficas de las citas en texto:
- Sáez Murciano, P. J. (2020). A la sombra del sicomoro. En V. Lloréns Aucejo (Ed.). El horizonte de Kemet (pp. 9-17). Asociación Valenciana de Egiptología. https://avde.org/wp-content/uploads/2020/01/El-Horizonte-de-Kemet-N%C3%BAmero-2-enero-2020.pdf
- Zoser. (2022, 22 de octubre). Wikipedia, La enciclopedia libre. Fecha de consulta: 16:16, noviembre 17, 2022 desde https://es.wikipedia.org/w/index.php?title=Zoser&oldid=146811999.
- García Fons, V. (2019). La casa de médico. En V. Lloréns Aucejo (Ed.). El horizonte de Kemet (pp. 15-21). Asociación Valenciana de Egiptología. https://avde.org/wp-content/uploads/2019/08/El-Horizonte-de-Kemet-numero-1-julio-2019.pdf
- González González, L. (2011). Djeser, su arquitecto Imhotep y la III Dinastía. En I. López-Ayllón Martínez (Ed.). Todo lo que debe saber sobre el Antiguo Egipto (pp. 79-86). Nowtilus.
- Pyramid of Djoser. (2022, 6 de noviembre). Wikipedia, La enciclopedia libre. Fecha de consulta: 17:24, noviembre 18, 2022 desde https://en.wikipedia.org/w/index.php?title=Pyramid_of_Djoser&oldid=1120429656
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